sábado, 29 de septiembre de 2018
Por la sangre de un dios (resumen de la campaña, parte 4)
Muy buenas amig@s y seguidor@s de La Tapadera, aquí tenéis la crónica de la cuarta partida de la campaña Por la sangre de un dios, de La puerta de Ishtar, que estamos jugando entre dados y risas dirigidos por el genial Antonio Lozano. Espero que os guste el rolato, pero eso sí, cuidado con los spoilers si pensáis jugarla en un futuro.
Os recuerdo los jugadores y los personajes que llevamos y prosigo con la crónica sin más tiempo que perder!
Edu: Dost
Ignacio: Bagrat
Jesus: Sharruk-Ah-Eribo
Patricia: Erishti-Aya
Phillippe: Bel Ninari (no estuvo presente en esta partida)
Rodrigo: Tattannu (tampoco pudo estar presente en esta partida)
El grupo se encuentra en un pasillo oscuro y sucio. Todos corren como pueden y cuando llegan al final no hay nadie en el almacén del que parte ese pasillo que va hacia la ciudad abandonada de Sippar Annanum, aunque se ven huellas recientes de varias personas. Descubren que Irka Aru ha sido apresada y la están torturando, porque la oyen en una primera incursión en la ciudad. Bel Ninari se da cuenta de que han olvidado la estatuilla del dios Kogu-Shogtosu en la biblioteca de la ciudad abandonada y se encaminan todos otra vez hacia el almacén que va hacia allí, pero se topan con muchos guardias delante en su camino. Bagrat y Sharruk detienen a Bel Ninari, que está enajenado y quiere proseguir, ya que la guardia los busca para acabar con la sedición contra el ensi, y entonces desisten de volver. Antes de huir de la ciudad, el grupo se separa para evitar ser reconocidos.
Erishti y Bagrat van a recoger el caballo de este y encuentran en las cuadras un comerciante de Assur que busca quien le escolte el carro que lleva hacia la ciudad de Kish, así que se encuentran con los demás fuera de la puerta sur de la ciudad ya con un nuevo trabajo. El comerciante es Adad Nashir y en el carro que conduce va un fenicio llamado Bel-Shazaar. Los fenicios son considerados los mejores artesanos, casi magos, tienen la piel azul, carecen de boca y nariz y son algo muy raro de ver en estos tiempos. El fenicio “habla” a los PJ a través de la mente y “oye” todo lo que piensan y dicen, de forma que Bagrat, y un poco después Erishti Aya y Dost, se alejan en un momento dado de la comitiva hasta que están seguros de que el fenicio no los oye, y planean un ataque sorpresa contra el fenicio y el comerciante con intención de robarles a traición (pues parece que transportan cosas valiosas). El ataque lo llevan a cabo en cuanto llegan a la altura de ellos, porque el fenicio les da muy mala espina. Dost lanza una flecha al comerciante que le alcanza por la espalda al intentar huir y se apodera de 90 monedas de oro que llevaba, una daga gumía y unos polvos blancos que no sabe para qué sirven. Erishti coge la caja que llevaba el fenicio a Kish para llevársela a una tal Kheba, la ensi de esa ciudad, quien ha pagado por ella 300 mujeres mushkenu, que es la moneda que aceptan los fenicios al parecer. Dentro de la caja hay una rosa con los pétalos hechos con rubíes y las hojas de pan de oro. Es lo más precioso que han visto sus ojos en toda su vida y además Erishti sabe que sirve para algo más que como un simple adorno. Deciden entre todos que van a sacarle a la ensi de Kish mucho dinero a cambio de la rosa y el plan que tienen es que, aprovechando que en dos días serían los festejos por el año nuevo, Erishti se haga pasar por una comerciante que tiene esclavos sexuales algo especiales, pues sabe que los polvos que encontró Dost son potenciadores del vigor sexual, y piensa utilizarlos para respaldar mejor su coartada.
Poco antes de llegar a la ciudad, llegan a un campamento de comerciantes donde beben y se relacionan con la gente y oyen varios rumores, unos que dicen que en Kish las mujeres son muy feas, otros que dicen que son preciosas, algunos que dicen que en Kish las mujeres matan a los hombres a placer, que la ensi está muy enferma… En fin, lo cierto es que en Kish mandan las mujeres y que adoran al dios Shub-Nippurash, “La que no necesita esposo”.
Cuando por fin entran en la ciudad, Erishti ve un edén ante sí, pero los demás PJ, que son todos varones, solo observan grandes espinos y putrefacción y que los pocos hombres que ven, viven esclavizados. Pronto logran que Kheba, la ensi, reciba a Erishti, que es la única que puede hablar, y tras despreciar el divertimento que le ofrece Erishti Aya con sus hombres, Kheba le informa de que ella solo copula con la diosa, así que pasa a ofrecerle la rosa intentando engañarla sobre el origen de la misma sin conseguirlo. La muchacha se pone nerviosa y solo pide las 6000 monedas que les había prometido el comerciante por escoltarle. Ante la protesta de alguno de sus compañeros que querían pedir mucho más, la guardia personal de la ensi rápidamente los acalla; encima, Erishti, que aún tiene reciente su vida de esclavitud, acepta sumisa la condición de entregar la rosa en dos horas, un tiempo muy muy justo, como van a comprobar los aventureros a continuación.
Cuando llegan a las afueras de la ciudad donde, Bel Ninari y Tattannu guardan el carro con el cadáver del fenicio y la rosa, comprueban atónitos que estos han sido atacados, están inconscientes, la rosa ha desaparecido y hay multitud de huellas de chacales que de pronto se desvanecen transformándose en arena. Pero sobresalen unas huellas que por el tamaño saben que son de mushkenu y que salen de todo ese lío y se encaminan hacia Kish, así que el grupo, menos Bel Ninari y Tattannu que necesitan recuperarse, salen a todo correr de nuevo hacia los barrios ricos de la ciudad, adonde el buen olfato de Dost los lleva justo hasta la casa de una awilu.
Erishti-Aya es recibida por la sacerdotisa que vive en la casa y al principio niega que tenga nada, pero después admite que un mushkenu a su servicio la robó para ella. La rosa puede revelar dónde se encuentra "lo que más desea tu corazón", pero la sacerdotisa no sabe hacerla funcionar; solo lo oyó de casualidad en una conversación de Kheba, la ensi de la ciudad. Erishti entonces trata de ayudarla, lo intentan varias veces pero la rosa permanece inerte y es entonces cuando Bagrat, Sharruk y Dost, quienes han entrado saltando por el patio de atrás, entran en la habitación y retienen a la sacerdotisa y a sus empleados, pidiendo a Erishti que coja la rosa y salga corriendo, pues queda poco tiempo para entregarla a Kheba y el retraso les puede costar la vida. Erishti se apiada de la sacerdotisa, que lo que busca es a su marido, a quien abandonó para instalarse en Kish, pero se ha dado cuenta de que todo lo que hay en Kish es un engaño. Antes de salir a toda prisa, Erishti le promete que la ayudará a encontrarlo.
Cuando Erishti entrega por fin la rosa a Kheba, esta le pregunta por su funcionamiento y al no saberlo Erishti, Kheba se pone cada vez más impaciente y pide que busquen al fenicio o que hagan lo que sea necesario y hace que su guardia personal los escolte en todo momento. Intentan todo lo que se les ocurre, pero no funciona nada. Intentan hablar con Kogu-Shogtosu a través de la piedra, pero el dios no responde, ofendido como está al haber dejado olvidada su estatuilla.
Bagrat coge entonces la piedra y maldice al dios de lo desesperados que se encuentran en ese momento, y es entonces cuando Kogu-Shogtosu se digna a darle una respuesta: “la cadena”. Claro: ¡la cadena que aún lleva al cuello el cadáver del fenicio! Menos mal que conservaron el cuerpo… Pero la respuesta del dios no es gratuita: solo Bagrat sabe la condición que le ha impuesto para dársela, y tras decirle al grupo que la cadena es efectivamente la clave para hacer funcionar la rosa, sale a caballo hacia el carro guardado por Bel Ninari y Tattannu, a quienes encuentra dormidos.
Cuando llegan los demás, encuentran a Bagrat despertando a Bel Ninari, informando de que Tattannu ha muerto. Todos se quedan desolados, aunque tienen que guardar el dolor para más tarde, pues Kheba espera. Vuelven de nuevo a palacio y tras darle la cadena del fenicio, la rosa se engarza mágicamente y ya a Kheba no le interesa nada más. Les dan 6000 monedas más de las que pidieron por el trabajo y salen de allí con una sensación agridulce.
Es ya noche cerrada y casi están saliendo de la ciudad cuando se dan cuenta de que hay luz en una de las casas y que su puerta está custodiada por dos personas, una a cada lado. De pronto ven una procesión que se encamina justo hacia esa casa. Parece un ritual y se dan cuenta de que llevan a alguien atado y está gritando. Erishti comprueba con horror que se trata de la sacerdotisa a la que prometió ayuda y se dispone a disparar con el arco para rescatarla. Dost y Bagrat piensan que son muchos y que deben escapar, mientras que Sharruk dispara también contra el grupo aunque no logra que impacte contra nadie. Bagrat coge a Erishti en su caballo y Dost convence a Sharruk para que huyan, pero Erishti hizo una promesa: sabe que esa mujer va a morir y se tira del caballo que iba ya a galope en un intento desesperado de hacer algo que sabe que es imposible. Bagrat la detiene y en ese momento se acerca a su oído y le revela que fue él quien mató a Tattannu. Erishti no puede creer lo que acaba de oír, no entiende por qué, "¿Por qué, Bagrat?", y con las lágrimas cubriéndole el rostro se deja llevar, sintiéndose miserable además por la promesa que ya no podrá cumplir, aunque sabe el nombre del marido de la sacerdotisa y sabe que es un comerciante que está en el desierto. Piensa que quizás algún día podría encontrarlo. Al menos los últimos pensamientos de la sacerdotisa fueron para él.
Continuará…
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Que partida más intensa y qué lio en el cual os ponéis!!
ResponderEliminarGenial!!
Jajajaja muchas gracias, Phil! Moló muchísimo, aunque la historia se desvío mucho de lo planeado. Claro, que de eso trata la magia del rol... 😉
EliminarMe encanta el resumen, Patricia! Gracias y enhorabuena! 😄
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