Muy buenas, compañeros de aventuras.
Hoy me he decidido a publicar mi primera entrada en nuestro blog rolero haciendo una pequeña reseña a un juego de rol infantil, por varias razones; la primera es que en este grupo se juega mucho a rol y se juegan bastantes tipos de juegos y ambientaciones y creo que el rol para peques debe tener también su lugar. La segunda es que, dada la edad que van teniendo los miembros de la comunidad rolera, cada vez hay más padres frikis deseosos de que sus vástagos sigan sus orgullosos pasos pero a veces no sabemos muy bien a qué edad comenzar a llevar sus pequeñas mentes al lado oscuro, o mejor dicho, sí lo sabemos bien:
¡cuanto antes!
Por esto último, quería comprobar si un niño de 3 años y 5 meses era capaz de entender y jugar a rol o si, por el contrario, iba a tener que esperar aún un tiempo.
Ni que decir tiene, que me consta que varios miembros de este grupo dirigen partidas a sus hijos desde hace años, y que poco voy a aportarles yo, pero bueno, ahí va mi experiencia con el más pequeño de nuestros críos.
En mi primera entrada, pues, voy a hablar del juego de rol para peques,
Pequeños Detectives de Monstruos o PDM, que me llegó hace pocos días y estaba deseando estrenarlo con mi niño.
He de decir que el libro me pareció precioso y divertido; orientado, para mi gusto, a niños a partir de 6 años (porque es desde esa edad cuando lo pueden leer y manejar ellos mismos y sacarle todo el jugo), aunque jugable para niños a partir de 3 años con ayuda, eso sí.
La experiencia era nueva para ambos; tanto para mi pequeño detective de casi 3 años y medio, como para mí, pues nunca he dirigido una partida de ninguna clase.
Reconozco que no me he leído el libro entero (al igual que Eduardo Rodríguez, yo también salto de un capítulo a otro según mis intereses) y empecé a anotar ideas para partidas, pero viendo que no íbamos a disponer de mucho tiempo para jugar en los próximos días, el jueves por la mañana imprimí un par de cosas, compré lo necesario para improvisar un gamusino y mientras mi enano dormía la siesta preparé la partida para esa misma tarde.
La aventura es una adaptación de la que viene en el libro como ejemplo, haciendo una yincana por la casa y utilizando cachivaches varios.
En esta primera partida utilicé dados, para ir enseñando a mi peque no solo los números sino cuál es menor o mayor que otro. Ya os digo, con ayuda lo va entendiendo, aunque es posible que me plantee otra alternativa para futuras partidas, ya que al ser una especie de rol en vivo, las tiradas no se dónde hacerlas a veces, y además está el hecho de que vamos con las manos ocupadas casi todo el rato (con los cachivaches).
Bien, pues después de firmar los contratos con la Agencia de Detectives y de hacer y entregar los carnés de ambos, yo cogí mi Localizador (destornillador sónico de Dr. Who), y mi pequeño detective la Lupa Culodevaso, dejando preparada (en la imaginación) una Red Cazamonstruos y también el tarro Atrapamonstruos, al que se me olvidó echar el gel convertidor (para la próxima no se me olvida).
Ya estaban listos los Detectives Tomayá (el peque) y Nomedigas (yo), y sin más dilación llamamos a la puerta del señor Verdes Prados, pnj interpretado por Jesús Duréndez, mi marido y padre de la criatura, quien lo hizo de forma magistral y nos contó que por las mañanas se encontraba los armarios abiertos y la ropa desperdigada, mordida y babeada y que ya no podía más el pobre hombre. Tras identificarnos con nuestros carnés, decidimos investigar tan extraños acontecimientos y, tras una tirada de sigilo que Tomayá falló, entendiendo que el monstruo nos ha oído y se ha escondido, comenzamos subiendo al dormitorio, donde efectivamente encontramos el armario abierto de par en par y la ropa tirada por el suelo. El miedo de la casa sube un punto, pero creo que el miedo del detective Tomayá sube bastante más. Haciendo tiempo para que nuestro pnj colaborador prepare la siguiente pista de la cocina, pasamos a otra habitación donde encontramos lo mismo. Entonces, el señor Verdes Prados nos llama asustado y vemos que todas las puertas de todos los armarios de la cocina están abiertos. +2 al miedo de la casa y un buen susto para Tomayá, que ya anda más cauto por detrás de mí. Tras eso entramos en el baño y gracias a una afortunada tirada, comprueba que las toallas y los jabones han desaparecido. Encontramos una nueva pista en la siguiente habitación, esta vez es un duende del polvo que hice inspirándome en los Susuwatari de
El Viaje de Chihiro, quien nos cuenta que por las noches oye ruidos de pisadas muy fuertes. En el salón, Tomayá encontró el nido del monstruo en el armario de los cd's, donde estaban las toallas y los jabones, y detrás de un sofá la huella del monstruo que, gracias a ella, lo identificamos en el Libro de los Monstruos de la Oscuridad: ¡ya sabíamos que se trataba del Monstruo de Detrás de las Puertas! Juntos ideamos la forma de atraerlo hasta nosotros dejándole un rastro de gusanitos en el suelo. Superando la tirada, logramos atrapar al monstruo y lo metimos en el tarro diciendo las palabras mágicas, tras lo cual entregué a mi pequeño detective las estrellas conseguidas y la medalla al valor, pues aunque aún estaba asustado, había logrado llegar al final del juego y mostró orgulloso el tarro Atrapamonstruos a su padre.
Como se puede observar, simplifiqué la aventura al máximo, no solo por la edad del niño, sino porque además jugaba con él sólo. Me di cuenta de que podría haber elegido un monstruo con menos miedo que superar, cosa que tendré en cuenta para la próxima partida aunque como vi que el pequeño Tomayá se asustaba de verdad, resolví atrapar al monstruo a la primera aún sin superar la tirada correspondiente.
Mis conclusiones son que aunque he mirado por encima otros juegos como
Príncipe Valiente o
Rol para Peques de Jorge Luis Vedovelli, opté por
PDM porque es el que me pareció más adaptable a niños más pequeños y que además no aguantan un rato delante de una mesa con una hoja de personaje, y también porque necesitaba un juego para un solo niño, pues tenemos pocas oportunidades, al menos por ahora, de hacer partidas con más chavales, y PDM me daba esa opción al poder ser el narrador y a la vez hacer el papel del Detective Veterano.
En mi caso, el peque se metió en el papel de lleno, tanto, que tenía miedo de verdad a pesar de que yo lo tranquilizaba; incluso me llegué a plantear que igual iba a tener miedo a partir de entonces, pero se le pasó en cuanto terminamos, entendió que era un juego y ya me ha pedido repetir.
El juego de
Pequeños Detectives de Monstruos lo recomiendo al 100%. Creo que es un juego que se adapta a la edad de los pequeños jugadores y a su número, habiéndose jugado incluso con clases enteras. Por buscarle alguna pega, diría que he echado en falta pegatinas de las estrellas, que pensaba que venían incluidas, y eso a los niños les mola muchísimo más que colorearlas, aunque es algo que ya he solventado.
Os dejo una foto del atrezzo que me he agenciado y que muy probablemente aumentaré para las próximas partidas.
¡Hasta pronto jugones!