Muy buenas, profes roleros, gamificadores y demás patulea académico-alternativa,
Hoy os traigo la primera de la que espero sea una larga serie de entradas con las que pretendo dar a conocer el proyecto de ABJ de rol que estoy implementando en mi instituto en este curso 2021-2022. Para aquellos que no lo sepáis, soy profesor de educación secundaria en la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz), especialidad Geografía e Historia, y llevo muchos años usando la gamificación y el Aprendizaje Basado en Juegos en mis clases y formando a otros docentes en estas denominadas "metodologías activas" (lo pongo entre comillas porque, en realidad, todas las metodologías educativas son activas siempre que cuenten con un cierto corpus teórico y sean coherentes y sistemáticas).
NOTA ACLARATORIA: Antes de seguir, y sin intención de enrollarme ni polemizar lo más mínimo, me gustaría señalar que "gamificación" y "Aprendizaje Basado en Juegos" son dos cosas muy distintas. Gamificar o ludificar es algo tan sencillo como introducir elementos, técnicas y dinámicas de los juegos en entornos no recreativos (como la escuela o la empresa) con el objetivo de mejorar la motivación y, por ende, la productividad. En la educación, y para que nos entendamos, eso no implica cambiar apenas la metodología didáctica, es decir, "la forma de dar clase", sino revestirla de elementos extraídos de los juegos, como la consecución de puntos a partir de los cuales se establecen rankings y se obtienen beneficios o privilegios con los que movilizar al alumnado. Yo he hecho mucha gamificación en clase en el pasado y, aunque me ha funcionado bien e incluso muy bien, he terminado un poco desencantado por sus limitaciones y la filosofía competitiva que subyace en ella.
Cosa distinta, y también más complicada, excitante y hermosa, es el Aprendizaje Basado en Juegos (en adelante, "ABJ"). Aunque también aumenta mucho la motivación del alumnado, el ABJ está más centrado en la adquisición de conocimientos, habilidades y competencias por medio del aprendizaje activo, el aprendizaje emocional, la simulación de problemas en entornos controlados, la interactividad y, en suma, el paradigma del aprendizaje significativo del amiguete David Ausubel. El ABJ (de rol, en mi caso) es una metodología extraordinariamente potente que me ha dado muchos frutos, así como algunos quebraderos de cabeza, pero que recomiendo por encima de cualquier otra cosa. En este sentido, suspiro porque llegue un día en el que los nuevos docentes que se incorporen a esta maravillosa profesión hayan recibido algún módulo de formación de ABJ de rol, ya sea en su grado universitario o, muy especialmente, en el máster de secundaria... ¿Llegaremos a verlo?
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La cuestión es que este año me he liado la manta a la cabeza y ahora mismo estoy en pleno desarrollo de un proyecto de ABJ de rol que se podría calificar de "integral". ¿Por qué así, "integral"? Pues básicamente por su envergadura y grado de transversalidad (ya que nunca antes he llevado las cosas hasta esta escala), su concepción teórico-académica (caracterizada por una notable diversidad de consideraciones previas), su adecuación a la normativa vigente (que, curiosamente, supera a la de la praxis docente habitual) o su nivel de exigencia en lo que se refiere a la medición de resultados e impactos (un punto siempre polémico, del que hablaremos en el futuro). Es, en definitiva, un proyecto muy ilusionante para mí, en el que llevo meses trabajando en silencio y en el que trato de volcar todo lo que he aprendido gracias a un buen número de experiencias desarrolladas en clase en los últimos años, con sus cosas positivas y negativas, por supuesto. Se trata, en suma, del proyecto del que os quiero hablar poco a poco en sucesivas entradas en este blog.
Hoy no os voy a contar mucho porque quiero detallar cada uno de los aspectos del proyecto en entradas distintas y bien tematizadas, en las que aspiro a explicar de manera pormenorizada el modo en el que se implementa un proyecto de estas características (o, al menos, el modo en el que yo lo hago), pero antes de despedirme sí quiero hablaros de mi planteamiento general y de los principios globales que rigen toda esta gigantesca adaptación. Porque, al fin y al cabo, es solo eso: una gran adaptación metodológica que, en consecuencia, afecta a todos los aspectos de la práctica docente.
En mi opinión, si aspiras a implementar un proyecto de ABJ de rol integral en tu instituto o escuela deberías asumir los siguientes principios:
- Honestidad metodológica. Esto es lo primero y lo más obvio: no se hace ABJ de rol porque te aburras en tu trabajo, quieras jugar con tus alumnos o las clases así se hagan más llevaderas y menos conflictivas. Si la aproximación al ABJ de rol se realiza por el lado de la mera afición del profesor friki de turno o la comodidad del docente, mal vamos. Estaremos errando completamente el tiro. El ABJ de rol honesto y bien llevado, para empezar, exige muchísimo más trabajo que casi cualquier otra metodología "activa", no digamos ya que la clase magistral. Por otro lado, no se puede estar en esto para jugar por jugar; somos profesionales de la educación que buscamos lo mejor para nuestro alumnado, y si aplicamos el ABJ de rol lo hacemos porque tenemos una sólida base científica que nos anima y nos encorajina en este sentido. De hecho, creo que si eres un docente rolero, el ABJ de rol te puede resultar más frustrante que si no lo eres, pues seguro que estás acostumbrado a partidas de mucha mayor calidad interpretativa y narrativa de lo que luego te vas a encontrar en clase. Pero vaya, esa no es la cuestión: la cuestión es que el ABJ de rol funciona en el sentido de generar aprendizajes duraderos e incluso inolvidables, y por eso lo aplicamos. Nada más que por eso. Y no olvides que requiere un trabajo considerable.
- Impactos mejor que resultados. La enseñanza y la sociedad en su conjunto (y en especial el mundo empresarial) se rigen mucho más por los resultados que por los impactos, lo cual es del todo trágico. En el ámbito educativo en particular es algo que me resulta desolador. ¿Pero qué diferencia hay entre una cosa y otra? Un "resultado" es el efecto y consecuencia de una operación concreta, sin mayor trascendencia, mientras que un impacto es la huella permanente (o, cuanto menos, de larga duración) que deja una acción o proceso en cualquiera de nosotros. Por ejemplo, sacar un 9,5 en un examen de historia es un excelente resultado, pero si la prueba estaba mal diseñada (como tantas) y has obtenido esa nota a base de memorizar cosas que no entiendes, el impacto de las clases de historia habrá sido paupérrimo. ¿De qué sirve ese 9,5 si al mes ya no te acuerdas de nada ni has desarrollado ninguna competencia que te sirva en la vida? Bueno, pues con el ABJ de rol se trata precisamente de eso, de trabajar en favor de los impactos mucho más que en el de los resultados, lo que no significa que despreciemos estos últimos. Por supuesto, medir y evaluar el impacto de cualquier cosa es harto más complicado que basarse en resultados, lo cual supone un reto mayúsculo para cualquier proyecto con unas características como las del nuestro. Ya veremos cómo se hace eso, si es que se puede hacer de verdad.
- Realismo y respeto escrupuloso al alumnado. Esto es fundamental: puedes estar muy emocionado con tu proyecto de ABJ de rol y 100% seguro de que es la forma idónea de transmitir conocimientos y actitudes y de entrenar competencias, pero los alumnos son lo primero, y si las cosas no funcionan tal y como las has diseñado (y seguro que además les has dedicado muchísimo tiempo), tienes que tener la humildad y la resiliencia necesarias como para cambiar todo lo que haya que cambiar sobre la marcha. Esto no va de ser un gurú de las metodologías activas que te pinta todo de color de rosa ni de creer que las cosas que hacemos son la panacea y van a funcionar solo porque lo decimos nosotros. Esto no consiste en desarrollar un proyecto al margen del alumnado y luego, como de costumbre, imponérselo (porque, entre otras cosas, jugar siempre es voluntario). Primero tenemos que conocer a fondo a esas maravillosas personas en ciernes con las que vamos a trabajar, a esos proyectos de mujeres y hombres libres que aún no lo son, y adaptarnos a ellos, al menos en parte; no ellos a nosotros, y mucho menos por decreto o una mal entendida autoridad. Ya veremos también cómo hacer esto, o al menos intentarlo.
- Más papistas que el papa con la legislación. A veces parece que la desconfianza congénita de algunos compañeros, algunos pocos padres o ciertos equipos directivos hacia una metodología como el ABJ de rol termina por contagiarnos y hacernos creer que esta forma de trabajar no es seria o contraviene la sagradas ordenanzas de la administración educativa que estén en vigor (sean las que sean e independientemente de su grado de estulticia y contradicción interna). Y eso no es así; de hecho, sucede justo al contrario. Por paradójico que pueda parecer, cuando desarrollas un proyecto integral de ABJ de rol terminas por respetar los objetivos, contenidos y criterios de evaluación que establece la normativa seguramente más que ningún otro miembro de tu propio claustro. No solo eso: lo más probable es que mejores, enaltezcas y hasta amplíes todos esos elementos. Afrontar sin miedo, de frente y desde el mismo comienzo esos (supuestos) problemas de adecuación a la normativa es algo bastante importante, y te proporcionará tranquilidad y seguridad a la hora de implementar tu proyecto.
- Luz y taquígrafos. Por último, y relacionado con lo anterior, no debes tener ningún temor de que tu proyecto de ABJ de rol sea conocido por otros alumnos, por los padres o por tus compañeros de profesión. Y mucho menos por el equipo directivo, al que recomiendo solicitar una reunión durante el mes de septiembre para explicarle exactamente en qué consiste todo. No hay nada que ocultar, y sí, en cambio, mucho de lo que sentirse orgulloso o realizado. Además, en el 90% de los casos lo que vas a encontrar es complicidad, comprensión, ánimos, sana curiosidad y reconocimiento sincero (aunque nada de eso debería ser algo que buscaras intencionadamente, ojo).
En fin, estos han sido y son mis cinco principios globales a la hora de diseñar un proyecto de ABJ de rol, aquellos que procuro tener siempre presentes y que guían mi trabajo de adaptación. En una próxima entrada veremos cómo empezar a llevarlos a cabo, con concreción y método. Espero que para entonces os siga interesando.
¡Nos leemos!