En los últimos tiempos estoy bastante metido con Ryuutama, ese estupendo juego japonés de fantasía natural publicado en España por +Other Selves. De hecho, hace pocos días colgué un extenso resumen de reglas, que se puede descargar aquí, por si a alguien le interesa.
La cuestión es que ando embarcado en una campañita con niños de entre 8 y 10 años, y fruto de esta experiencia (limitada, qué duda cabe) he reflexionado sobre la mejor forma de dirigir este hermoso juego a la chiquillería. Así que aquí van mis...
SIETE CONSEJOS PARA DIRIGIR RYUUTAMA A NIÑOS
Puede que la ambientación no lo sea (en parte, porque te la tienes que inventar tú), pero el sistema sí que resulta un poco complicado para niños menores de 7 años. Bueno, siempre puedes modificar las reglas para simplificarlas aún más, pero Ryuutama es uno de esos juegos ultracoherentes en los que las notas de ambientación y el sistema casan a la perfección. Si retocas el reglamento probablemente estarás empeorando la experiencia de juego ryuutamesca.
2. No temas la supuesta "monotonía" de los viajes.
Los niños no necesitan en absoluto una trama enrevesada para disfrutar. La misma dinámica del viaje en Ryuutama les aporta una plena satisfacción. Averiguar cómo se levantan sus viajeros cada día tras realizar su tirada de Salud, apuntar la variación de sus Puntos de Golpe a partir de las tiradas de Marcha, aguardar expectantes el resultado de la tirada de Orientación del guía... Todo eso es más que excitante para los niños. ¡No subestimes el poder mecánico del viaje en Ryuutama!
3. Dale mucha más importancia a las historias de amor, amistad y exploración que a las de conflicto.
Por más que la sociedad se empeñe en insensibilizar y embrutecer a los menores, los niños no son truculentos y no disfrutan dando muerte a nadie. Un combate puede ser divertido como colofón a una aventura, pero ten cuidado de no matar necesariamente a los antagonistas de los viajeros. Seguro que es posible hacer las paces y llegar a un acuerdo con el enemigo. No des por sentado que a los niños les gusta aniquilar a sus oponentes, porque no es así. Su capacidad para el entendimiento y la amistad es maravillosa, y es coherente con el sentimiento honobono que trata de propiciar el juego.
4. Evita cualquier escena en la que sufran animales o personas.
Esto tiene que ver con el consejo anterior: los niños no disfrutan de nada que haya de generarse en un entorno de sufrimiento animal o humano. No son capaces de abstraerse o de considerarlo ficción, ni de elevarse para aprehender significados superiores o enseñanzas morales sobre la humanidad, la realidad o qué se yo. En una escena con sufrimiento, el niño solo se queda con esa imagen, la del padecimiento, y cualquier otro efecto que quieras lograr con ello (quizás asimilable por un adulto) aquí no tiene cabida. Cualquier truculencia está de más. ¡Cambia el chip!
5. Potencia la figura del ryuujin y conviértelo en un amigo de los viajeros.
Jugando con niños, no es mala idea que el ryuujin sea una especie de "ángel protector" benévolo y simpático, a ser posible metamorfoseado en algún entrañable animal. Como director de juego, haz sentir especiales a tus menudos jugadores contándoles que el ryuujin los ha elegido expresamente a ellos para vivir aventuras con las que alimentar a los cuatro grandes dragones de las estaciones. Haz que el ryuujin haga cameos de vez en cuando, que inspire las acciones de los viajeros y les ayude un poco más de lo normal en las situaciones complicadas (evitando que les reste cualquier protagonismo, eso sí). Una mayor interacción con el ryujiin gusta a los niños y les hace sentirse más seguros y queridos.
6. Trabaja el sentimiento honobono más por sensaciones que por descripciones.
Aunque las descripciones siempre serán importantes y los niños te escucharán con atención, no las hagas demasiado largas y trata de despertar el sentimiento honobono de una manera más sensorial, transmitiendo sonidos, tactos y sabores, es decir, explotando la inmediatez de los sentidos. Una manta calentita y un tazón de leche entre las manos mientras te acurrucas en el saco de dormir transmiten más sentimiento honobono a un niño que una larga y maravillosa descripción de un crepúsculo dorado. Es sencillamente una cuestión de vocabulario: los niños manejan menos, así que el imperio de la descripción debe moderarse.
7. Improvisa más de lo habitual a partir de las señales que te emiten tus jóvenes jugadores.
Con niños, nunca sabes qué es realmente lo que más les va a gustar o en lo que se van a fijar. Cuando detectes señales de que un PNJ, un emplazamiento o una subtrama atrae especialmente su atención, tírate de cabeza por ahí, de inmediato, y deja que fluya la historia de manera improvisada. Los niños no te van a exigir una coherencia estricta en la historia, así que no temas inventar cosas sobre la marcha. Convierte a ese PNJ secundario que les ha hecho tanta gracia en alguien muy principal, o desarrolla hasta el fondo la trama de ese rumor menor que has esparcido en noséqué taberna y que ha cautivado inesperadamente a tus jugadores. ¡Atrévete a improvisar!
En fin, espero que estos consejillos os hayan parecido últiles. Pronto seguiremos hablando de Ryuutama.
¡Nos leemos!