miércoles, 3 de octubre de 2018

IMSERSO to the limit: la ambientación (por Liborio Martínez)

Muy buenas, juventud,

¿Qué tal estáis?
Yo bien, gracias a Dios, ¡por fin de vuelta, que desde antes del crufundin no me pasaba por aquí! Es que después de escribir la entrada de la pantalla y la ayuda de juego de Eduardo Rodríguez he tenido que aparcar el blogs unos cuantos días porque vinieron a vernos unos primos de Mari Puri que son de Almorox, y justo después se presentó mi hija con mi yerno y sus tres niños, y claro, con el guirigay que había en casa me ha sido imposible seguir con IMSERSO to the limit. Encima mi nieto el chico (el Alonso, que es el más cabroncete de los tres), me ha cogido el manuscrito del juego y me lo ha dejado hecho un Cristo con las manitas llenas de Nocilla.

Pero por fin se han marchado todos (que mi yerno ya estaba deseándolo, el jodío… menudo tunante), así que aquí me tenéis otra vez. Ahora nos toca meterle mano a lo del Imserso y cómo funcionan los viajes de mayores. Vamos, lo que se conoce como “la ambientación”, aunque a diferencia de bastantes juegos de rol, en este no os encaloman un tocho de 200 páginas con historias de reinos con nombres alemanes y guerras con elfos impolutos. Qué va: a nosotros con unas cuantas páginas nos basta. Vistacito rápido al asunto y a tirar millas.


Qué es el Imserso

El Imserso es como una especie de ministerio pero más chiquitín. Tiene pinta y hechuras de ministerio, con su sede con banderas rojigualdas, sus conserjes perdonavidas y sus funcionarios lectores del Marca, pero en realidad es una “Entidad Gestora de la Seguridad Social” (que es lo que pone en el folleto que tengo delante). Esta entidad o instituto gubernamental depende de la Secretaría de Estado de Servicios Sociales e Igualdad, que a su vez depende del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, pero bueno, tampoco le echéis mucha cuenta a todos estos nombres porque cada vez que cambia el Gobierno le meten o le quitan una palabrita a cada cosa, que eso les sirve como tarjeta de visita en plan “aquí estamos ahora nosotros y estos son nuestros huevazos”; luego, por supuesto, las cosas siguen como siempre. Perdonad que me vaya por los cerros de Úbeda por enésima vez, pero es que es así.

Volviendo al tema del Imserso, según parece la entidad se fundó en 1978 (cuando las fullerías de Maradona en el Mundial de Argentina), aunque cogió vuelo definitivamente durante los años en los que Felipe González estuvo al frente del país. Desde entonces el Imserso ha sido uno de los institutos gubernamentales más conocidos y apreciados de España por las muchas cosas que hace.





Qué hace el Imserso y por qué lo hace

El Imserso se encarga de un montón de tareas. A nosotros básicamente nos interesa lo de los viajes, pero en realidad hay mucho más. La entidad gestiona las pensiones de los jubilados que nunca han tenido ni un duro (las pensiones “no contributivas”, que le dicen), se relaciona con los Imsersos de otros países de Europa, establece los baremos con los que se reconocen las discapacidades (porque con poner mala cara en el tribunal médico no basta, juventud, que os veo venir) o hace seguimiento de cómo se está manejando esa especie de aguinaldo que son las prestaciones de los discapacitados, entre otras muchas labores.

Pero no nos engañemos: si el Imserso es universalmente célebre se debe a su programa de turismo y cachondeo para mayores. Este programa, todo hay que decirlo, no existe por deseo de compensar a los jubilados lo mucho que hemos currado a lo largo de nuestra vida o algo por el estilo, qué va, sino para mejorar nuestra salud, prevenir la dependencia y evitar que vayamos tanto al médico. ¡Y oye, me parece perfecto! Si el Estado se ahorra dinerito y yo sigo sintiéndome como un toro, pues mejor para todos.

Además de lo anterior, lo de los viajes del Imserso también está motivado por la peculiar naturaleza de la economía nacional, en la que la base de todo es el turismo de los de fuera, básicamente guiris, alemanes y franchutes. Pero claro, los extranjeros tienden a venir a España en vacaciones, o sea, en verano, y como consecuencia el resto del año los hoteles desde los que hacen el balconin languidecen miserablemente. El problema es que no hay hoteles de quita y pon, y los establecimientos tienen unos gastos fijos de mantenimiento y suministros que es complicado afrontar solo con la ocupación veraniega. Pero no pasa nada, porque… ¡aquí entramos nosotros, los jubilados! Gracias a la sabia praxis del Imserso, los jubilados ocupamos esos hoteles mustios y semiabandonados y contribuimos a mantenerlos a flote. Sí, es verdad que pagamos poco (somos pensionistas, leche), pero a los hoteles les basta para ir cubriendo costes durante la temporada baja y encima contratan algo de personal. Todos contentos.


Quién se puede ir de viaje con el Imserso

Si os queréis ir de viaje con el Imserso tenéis que cumplir un determinado perfil. No vale solo con ser mayor. Tenéis que tener nacionalidad española y ser pensionistas de jubilación, pensionistas de viudedad con 55 años cumplidos, parados con al menos 60 tacos o titulares o beneficiarios del sistema de la Seguridad Social con 65 años en la saca. Una de esas cuatro cosas. Además, y esto siempre lo intentan dejar muy claro desde el Imserso, tenéis que valeros por vosotros mismos para realizar las actividades básicas de la vida cotidiana y no podéis padecer enfermedades contagiosas ni “alteraciones del comportamiento que puedan perturbar la normal convivencia en los establecimientos hoteleros”. Pero vamos, que con esto último ya os digo yo que tienen bastante manga ancha, porque se ve cada cosa…

Los viajes se solicitan entre mediados del mes de mayo de un año y finales de febrero del año siguiente. Esto significa que los del Imserso básicamente cierran la ventanilla en primavera, aunque la realización de los viajes no se interrumpe en esa época. Las solicitudes se pueden entregar en papel o mandar online, que es como los del Imserso quieren que lo hagas, pero no veáis el perezote que nos da a los jubilados ponernos a enviar cosas por Internet, bufff...

Como hay mucha demanda de viajes, es habitual que unos cuantos se queden fuera, lo cual supone un buen jarro de agua fría. Existe un sistema de puntos, un baremo, vaya, que es lo que al final determina si te vas de viaje o no. Yo no sé muy bien cómo funciona este tema de los puntos, pero creo que tienes más papeletas para pillar plaza cuanto más viejo eres, menos dinero de pensión recibes y más grande es tu familia (vamos, que los kikos se ponen las botas con este concepto). También tienes muchas más oportunidades de ir si el año anterior te quedaste en lista de espera o si viajaste en temporada ultra baja. Un lío, vaya.

Si al final os conceden el viaje, lo mejor de todo es que podéis ir acompañados por vuestro marido o vuestra mujer. También dejan que vayan las parejas de hecho, que son como los cónyuges pero con menos mala leche, y hasta los hijos que tengan discapacidad del 45% o más siempre y cuando se alojen en la misma habitación que sus padres.


Cómo son los viajes del Imserso

En el Imserso generalmente se ofrecen tres tipos de viaje:

  • VIAJES A LA PLAYA. Siempre son a Andalucía, Murcia, la Comunidad Valenciana o Cataluña. A mí me parece que los mejores son los que te llevan a Andalucía o a Valencia. Si te dan uno a Murcia es que has tenido mala suerte, mientras que si te lo dan a Cataluña vas a estar todo el rato en tensión viendo cómo te responden cuando pides una botella de agua. Este tipo de viajes a la playa dura 8, 10 o 15 días. Los de 8 días suelen salir por unos 210 euros, los de 10 por unos 270 euros, y los de 15 rondan los 360 euros como mucho. ¡Está genial!
  • VIAJES A LAS ISLAS CANARIAS O A LAS BALEARES. También son viajes playeros, pero con más glamur porque vas en avión en lugar de en autocar. Los de Canarias son como más viaje, porque al fin y al cabo te has ido a África, pero en los de Baleares la comida suele estar más rica y los camareros son casi todos de Jerez, por lo que te ríes más. Aquí la duración y el precio de los viajes son prácticamente los mismos que en el caso precedente.
  • VIAJES DE INTERIOR. Solo duran entre 3 y 10 días y el único agua que ves es el de la ducha, pero están muy bien. Se dividen asimismo en varias categorías: circuitos culturales (para darse la pechá de iglesias y monumentos), viajes a capitales de provincia y viajes de naturaleza (que de esto es de lo que menos hay porque a los jubilados no nos va mucho lo de ver otro campo que no sea el de nuestro pueblo). Esta clase de viajes de secano presenta unos precios muy distintos entre sí en función de lo que se vaya a hacer, oscilando entre los 100 y los casi 300 euros.

Sea cual sea el tipo de viaje, cada uno incluye su respectivo programa de animación socio-cultural, que suele ser bastante intenso: paseos por pueblos y ciudades, visita de museos, iglesias y monumentos, estancias en la playa, actividades recreativas de todo tipo, charlas, bailes, clases de aguayim, guateques... en fin, cachondeo en general. El programa también puede contemplar estancias en balnearios con spa o piscinas de burbujitas, que eso es el no va más para un viaje del Imserso.

El alojamiento siempre es en régimen de pensión completa, lo cual es una auténtica y completa maravilla. Para algunas mujeres mayores es la primera vez que no tienen que cocinar en su vida. Los hoteles los selecciona el propio Imserso y las habitaciones son dobles. A veces se puede conseguir una habitación individual (siempre se ofertan unas cuantas), pero en este caso hay que pagar un suplemento. Como os podéis imaginar, las habitaciones individuales son muy de viudos.

El transporte está igualmente incluido en el precio final, por supuesto, así como una póliza de seguros colectiva y un servicio médico complementario al de la propia Seguridad Social (salvo en los viajes de interior). ¡Ah! Y si viajáis entre Navidad y Fin de Año generalmente se os ofrece una fiestecita fetén, aunque esto os obliga a pagar unos 20 o 25 euros más por cabeza y además os tenéis que poner un cucurucho de papel Albal en la cabeza a modo de gorrito.


Y bueno, juventud, basta por hoy que tengo que salir a poner al día la cartilla del banco.
Ya volveré a soltaros más contenidos de IMSERSO to the limit, que mi idea es colgar entero el juego en el blogs (pero no se lo digáis al autor, que se encabrita).
Hasta la próxima y que Dios os bendiga.

PD: Saludos de Mari Puri!


1 comentario:

  1. Jajajajaja, Maaaamita Liborio eres un crack y qué articulo más enterado para prepararnos para nuestro primer viaje con el IMSERSO. Mató mil!!!

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