Muy buenas, amigos y amigas que seguís este blog,
Hoy me presento con una entrada pelín nostálgica y personal, pues hace poco me enviaron una fotografía de esas que le despiertan a uno la vena ñoña-rolera (máxime cuando estás a punto de entrar en la quinta década de tu vida y se puede afirmar que eres un rolero verdaderamente pureta). La fotografía en cuestión es esta:
Así en principio la imagen no dice gran cosa. Bueno, un observador avispado podría deducir que la presencia de unos pocos tomos de rol añejo mezclados con un cómic mainstream y algún que otro libraco de arte indica que el propietario de esa estantería no debe de ser lo que se dice un "friki". Y, de hecho, no lo es. Sin embargo, quedémonos con ese volumen de Paranoia que se adivina junto a otro de La Llamada de Cthulhu (ambos, ediciones de Joc Internacional, por supuesto), y permitidme que os cuente la siguiente historia:
El momento: el largo y cálido verano de 1991; un servidor acababa de cumplir 13 años. El lugar: Hoyales de Roa, un pequeño pueblo de apenas un centenar de habitantes situado en la comarca burgalesa de Ribera del Duero, partido judicial de Aranda (que es mi segundo apellido, por cierto).
Mi amigo del alma, Alfonso de Inés, me sacaba solo cinco meses de edad. Era un par de centímetros más bajo que yo, pero aún así seguía siendo el "mayor" de los dos, aquel chaval clave que te introduce en ciertos asuntos trascendentales para todo varón adolescente medio: chicas y ocio. En ambas cosas fue siempre mi amigo un consumado experto, aunque en esta ocasión solo hablaré de la segunda, pues a él debo ni más ni menos que el conocimiento de los juegos de rol.
Ocurrió, como le habrá sucedido a tantos otros, por ósmosis y emulación, y es que mi amigo tenía un libro muy curioso entre las manos, de tapa dura, tamaño A4 y cubierta la mar de atractiva. En la portada rezaba "Paranoia" y se veía a un ordenador con un ojo bastante perturbador encima de un pasillo por el que andaba confiadamente un tipo que estaba a punto de ser víctima de una emboscada. Curiosamente, aquellos que estaban escondidos y dispuestos a acabar con él tenían su mismo rostro, todo ello en un entorno opresivo y metálico, propio de la ciencia ficción. Por si fuese poco, en la contraportada se decía "Más diversión de la que puedas soportar" y cosas como "Sirve al ordenador" o "El ordenador es tu amigo"... En fin, ¿cómo no sentirse entre extrañado y maravillado ante un volumen así? Y si encima lo abrías y te ponías a ojearlo, bueno, pues ya ni te cuento, aunque Alfonso apenas me dejó echar un somero vistazo al interior. "¡Tú no puedes mirar dentro!", me espetó, "¡Yo soy el máster y tú el jugador!".
¡¡¡Ajá!!! O sea, que se trataba de eso: el tal Paranoia era UN JUEGO. ¿Quién lo iba a decir?
Allí no había tablero, así que no entendí muy bien de qué iba el rollo, pero esa misma tarde nos pusimos a jugar en la ribera del cercano río Riaza (a la sombra de esos chopos tan castellanos que proliferan por allí), y entonces comencé a pillarlo. No os creáis que me resultó especialmente sencillo, pues aquella primera partida de rol se hizo sin dados, sin lápices y sin ficha de personaje. Alfonso se había olvidado de todos esos «detalles», lo cual no impidió que la experiencia fuese completamente memorable. Todavía recuerdo a aquellos clones que me tocó interpretar (que Alfonso me mataba como chinches), todos del Club Sierra y tan hipócritas como convincentes en sus loas al Ordenador. En resumen: aquella tarde me cambió la vida. Literalmente. Aquella y las que vinieron justo a continuación, porque en los días sucesivos continuamos jugando e improvisando una aventura que terminó con mi último clon en el exterior de la Tierra, es decir, en la superficie terrestre, y todo esto creando trama sobre la marcha, para que luego nos vendan eso de que el rol indie y el storytelling lo han inventado hace dos días... JA.
En cualquier caso, cuando volví a Madrid lo primero que hice fue pedirle a mi madre que me comprase un «juego de rol», a lo cual accedió un día en el que fuimos a casa de mi abuela (que vivía cerca de Quevedo, al lado de un Galerías Preciados donde efectivamente vendían libros de rol). De ese modo cayó en mis manos la Guía de Star Wars de West End Games, que en mi santa ignorancia tomé por un manual, habiendo de intuir las reglas a partir de cosas como las estadísticas de un AT-ST. Poco tiempo después, en fin, me haría con un Aquelarre, y luego con un MERP, y después con un ejemplar de La Llamada de Cthulhu, y... bueno, así hasta hoy. El resto ya os lo podéis imaginar.
Amigos y amigas, ese Paranoia de la foto es EL Paranoia de Hoyales de Roa. Un ejemplar que pensaba que ya ni existía. Un libro y una forma de entender el ocio y la vida que cambiaron mi manera de ser y sin duda que también mi destino.
Hoy es el cumpleaños de Alfonso. Y esta entrada es mi regalo, en la distancia, para ese amigo que siempre lo será por más que la vida, el prematuro fallecimiento de mi padre, las expectativas personales de cada uno y los ritmos laborables nos hayan separado irremediablemente.
Gracias por todo, Alfonso.
Te debo lo más grande.
¡Nos leemos!
Me encanta la entrada, gracias por haberla escrito. Sin duda siempre es una pequeña chispa la que provoca un gran caos jeje.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario. Satisface especialmente que alguien te diga que le ha gustado una entrada como esta!
EliminarMuy bonita entrada. El libro que para mí lo cambió todo es un librojuego y está en una de mis estanterías. Seguro que sientes por tu Paranoia algo muy parecido a lo que siento yo por mis Cavernas del Terror ;).
ResponderEliminarSeguro que sí. Mmmmmm... Cavernas de Terror. Lo buscaré!
EliminarGracias por comentar, Carlos.
Qué regalo más bonito, Ignacio, y qué forma tan simpática de conocer el rol! habrá que preguntarle a Alfonso cómo llegó ese Paranoia a sus manos, pero esa será otra historia...
ResponderEliminarPues sí, y si siguiésemos preguntando me imagino que al final llegaríamos a Gary :) Mola la idea!
EliminarMe ha encantado la historia, gracias por compartirla. Yo jugué una sola partida de Paranoia y fue memorable. Me ha encantado ver ese "La llamada de Cthulhu" es el mismo con el que dirijo 27 años después.
ResponderEliminarPor cierto, soy un gran fan de "Las cavernas del terror" ese libro juego lo devoraba de niño varias veces al mes. Un fuerte abrazo desde Málaga
Otro abrazo para ti! Ese Las Cavernas del Terror parece que es un libro icónico O_O
EliminarAsí que dejando caer, de paso, tu ascendencia nobiliaria con ese "me apellido Aranda igual que la comarca, eh? ;)
ResponderEliminarEl tiempo nos quita muchas cosas hasta que nos quite a nosotros del medio, es importante saber de donde venimos y trabajar por lo que seremos recordados.
Tuviste un buen inicio y creo que, mejor continuación en la afición.
Jajajaja, realmente mi ascendencia es de todo menos nobiliaria... creo ;-)
EliminarBonitas palabras, Funs. Muchas gracias!
¡Qué bonita y emocionante historia !
ResponderEliminarImagino que es lo típico para los roleros como nosotros. Estos momentazos están grabados a fuego en nuestra memoria como la primera novia de verdad o también el nacimiento de nuestros niños.
Yo personalmente empece con un grupito de buenas gentes y con RuneQuest primera edición y fue, como no, mortal y asombroso. Y tanto que se lo deseo a todo el mundo. Un fuerte abrazo figura!!!
Un fuerte abrazo para ti, Phil. A ver si coincidimos de nuevo en mesa, que te echo de menos!
EliminarY yo a ti!
EliminarVerdaderamente emocionante. Gracias, Alfonso, por iniciar a Ignacio en este mundo maravilloso! Mi comienzo fue tremendamente parecido, pero con mi primo Luis y con El Señor de los Anillos (un manual precioso, por cierto)...
ResponderEliminarCreo que en el fondo todos los roleros viejunos hemos empezado más o menos igual!
EliminarUna muy bonita entrada, muy entrañable.
ResponderEliminarEn mi caso, me inicie en el vicio lúdico con el juego de rol del señor de los anillos. La edición básica, no el clásico MERP tapa roja. Solo venía una partida, pero nosotros seguimos jugando con esos personajes xD
Gracias Eban.
EliminarEl Señor de los Anillos básico (el verdecito, supongo que te refieres) también fue uno de los primeros que cayó por mi parte. Creo que era un estupendo manual.