lunes, 9 de abril de 2018

Testeo de la torre-caja de dados de El Árbol de Noah

Muy buenas!

El viernes pasado jugamos en La Tapadera una partida muy especial. De la aventura que me tocó dirigir, Rarezas (de Diego López), hablaré en la próxima entrada del blog. Hoy realmente quiero comentaros que tuvimos el privilegio de testear la torre-caja de dados que la gente de El Árbol de Noah tiene ahora mismo en crowdfunding (véase este enlace). Por cierto, que la campaña va viento en popa y está cerca de multiplicar por 7 su objetivo inicial de financiación. Menudos craks!

Lo primero que salta a la vista de la torre-caja (modelo Walhalla, aunque se puede personalizar como se quiera), es lo compacta y ligera que resulta. Al tacto es agradable y bastante lisa, sin rugosidades o astillas que echen a perder nuestra última manicura. Los esamblajes son limpios, sin picos ni irregularidades, ni tampoco he podido apreciar pegotes o residuos de cola. Artesanalmente, la verdad, me parece un gran trabajo.

La estructura de la torre-caja es sencilla y el pirograbado, resultón. Respecto al tamaño, algunos compañeros tapaderiles opinaron que les parecía pequeño, mientras que a otros nos resultó precisamente el idóneo. Para mí, una torre-caja más grande sería menos manejable y sobre todo incómoda de transportar. Además, su tamaño compacto combina una eficaz caída de dados (ni siquiera el D20 vikingo que tengo, que es muy gordo, se queda encajado, rodando perfectamente) con un menor ruido de los poliedros al caer, factor importante y que evita que tengamos una molesta gramola sobre la mesa. Como digo, creo que el tamaño es el correcto y lo que más y mejor asegura que la torre-caja se vaya a usar mucho y bien.

Por otro lado, ese tamaño compacto no impide que te quepa una buena cantidad de dados en la torre-caja. Yo he metido mi selección de 24 dados deluxe, la que llevo a todas mis partidas de Walhalla (el set completo vikingo más otro set adicional para algún jugador que venga sin dados, más los dados rúnicos de madera y otros dados auxiliares), y la verdad es que caben todos perfectamente. Eso sí, ten cuidado cuando abras la torre-caja si está repleta de dados: no lo hagas de pie ni con brusquedad o te saltarán todos los por aires. Primero posa la caja en la mesa y luego ábrela (un consejo de testeo!).

Por último, un aspecto muy positivo de la torre-caja del que solo te puedes percatar cuando la tienes entre las manos (y a ser posible cerca de tus bulbus olfactorius), es lo bien que huele. A mí el olor me transporta al mundo del serrín, del belén de Navidad y del taller del carpintero, así que me transmite buen rollo y además es más saludable que pasarse la partida esnifando el rotulador de la pizarrita weleda (que es uno de mis vicios roleros).

En resumen, un producto artesano la mar de útil y simpático, tan práctico como bien acabado, y que además puedes personalizar como más te guste. Por mi parte, sin duda que se ha ganado el sello de "Tapadera Approved". Por si fuese poco, cada vez que hacíamos las tiradas en la torre-caja sacábamos unos criticazos de la muerte, así que si sois supersticiosos, ikerjimenistas, añoceristas, creacionistas, aficionados del Atleti y demás peña acientífica, no dudéis en haceros con este manantial de buena suerte =)

Os dejo unas foticos de la criatura y nos leemos en la próxima entrada!

Primeras tiradas... con dados muy vikingos.
Sonido de caída inmejorable ;-)

El tamaño de la torre-caja es, para mí, el justo

Un aspecto positivo de la torre-caja que solo se puede apreciar cuando la tienes cerca es lo bien que huele ;-)

Comparativa del tamaño de la torre-caja con una pantalla de cuatro cuerpos y un altavoz

Fotaca!

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