lunes, 7 de mayo de 2018

Los mejores nanojuegos de #Feminism (parte 2), por Iris Zancho

Segunda parte (de 3) de la fenomenal reseña de #Feminism que Iris Zancho ha tenido a bien escribir para nuestro blog, The Tapadera Vineyard. ¡Muchas gracias por tu colaboración, Iris!
Para acceder a la primera parte de la reseña, pinchar aquí.
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Hola de nuevo,

Si estáis por aquí es posible que hayáis leído la entrada anterior. De no ser así, esto es una especie de review de los mejores juegos de #Feminism que he seleccionado. O de los que me gustaría jugar, junto con opiniones generales que me despierta la antología o que me han ido surgiendo mientras escuchaba podcasts que la analizan, mientras yo charlaba con las editoras y cosas así. Y aunque no le falte fundamento, quizás sí que tiene un hilo conductor poco definido, ya que bebe de fuentes, que en honor a vuestro tiempo y cordura, no voy a citar.

Dejadme empezar entonces con algo (para mí) muy obvio. Estos juegos son… juegos. No son una manera de hacer terapia. Aunque a alguien les puedan parecer el néctar de los dioses, aunque puedan servir para que nos demos cuenta de cosas que ocurren en nosotras mismas… Como jugadoras de rol, y como facilitadoras (DJ en #Feminism), es importante que nos acerquemos a ellos y al acto en sí de jugarlos con el corazón humilde y el ánimo ligero, y que respetemos en todo momento la libertad de las jugadoras de echarse atrás, vetar un juego o participar con reservas. A veces una piensa que lo que le sirve a una debe de servirle a todo el mundo, y de buenas intenciones está el infierno lleno. En algunos de estos juegos se trata muy de cerca la agresión sexual y otras formas de violencia hacia la mujer. No todas tenemos por qué estar de humor para esas cosas en cualquier situación. En estos juegos, casi más que nunca, las herramientas de seguridad (como la X-Card o Tarjeta X, una palabra clave, un pacto previo, un “contrato social”, etc.) son muy importantes y deberían respetarse sin fisuras. En alguna ocasión he observado como un “no” se trataba de puritanismo, y la verdad, utilizar una herramienta con el potencial de despertar algo muy desagradable en otra persona y luego no hacerte responsable de ello (porque tú haces "tu juego" y luego te vas), creo que cuanto menos demuestra una gran falta de madurez. Por fortuna esta antología recoge también juegos bastante ligeros, y no son peores ni menos interesantes por ser menos dolorosos.


Indiferencia deliberada fue el segundo juego de la antología que facilité, y lo he probado tres veces con tres parejas distintas. Es uno de mis preferidos, por el análisis tan profundo que hace de las relaciones románticas heteronormativas y por la manera en la que las mecánicas y los procedimientos son un bisturí preciso para llegar al néctar de la experiencia que te propone.

Yo lo traduje por "negligencia", pero el significado real sería el de una relación malsana en la que ella aguanta por amor

Este juego escenifica una historia de “amor” en cinco escenas desde el primer encuentro hasta la ruptura. En esta relación ella se enamora perdidamente de él desde el primer acto y él… Pues bueno, la ve a ella “buena”, “follable”, yo que sé… El juego te propone cinco escenas que siempre acaban en sexo fuera de plano (excepto la ruptura, que acaba con los personajes separándose), y después del sexo viene un monólogo sobre cómo fue y cómo se sienten ahora. Ella siempre empieza el monólogo y él la sigue limitado a una sola frase o una palabra.

Cuando la persona que facilita el juego lo vea conveniente, puede introducir una escena con los amigos de él y las amigas de ella. Las escenas de amigos siempre se juegan de dos en dos, centrando cada una de ellas en un personaje. El facilitador y el jugador no protagonista interpretan a dos amigos. Las amigas de Ella la ayudan a analizar lo que Él quiere y hace. Los amigos de Él hablan de sus intereses, su trabajo y su vida en general (nunca de emociones o sentimientos y para nada de su relación amorosa). Jugad primero la escena de Ella. Aunque esto lo pone como opcional, yo no lo dejaría de lado. Este fue el párrafo que leyendo el juego por primera vez me descuajaringó el cerebro.

Juntos es mejor

Aunque consciente de la presión social hacia la mujer por el “amor romántico”, ver por escrito que la vida de ella, su carrera, sus intereses, sus aficiones son completamente puestas de lado y un tema de conversación “menor” que está ahí solo cuando Ella es soltera y no tiene otra cosa que aportar al grupo y que la vida emocional del Él es un tema de conversación inexistente y tabú en su grupo de amigos y cómo esto los empuja, quizás, a tomar decisiones que no son las que su cuerpo les pide, me resultó increíblemente bien hilado.

Con estos ingredientes poco puede salir mal. Las tres veces que he facilitado esta historia me he centrado en edades entre 20-40 y en solteros, por no añadir más variables que pudieran cambiar el foco de la ecuación. A veces han sido estudiantes que se conocían en una discoteca; otras, trabajadores que se conocían en una boda o en un bar. En todas ha funcionado como un tiro. Los jugadores se han sentido realmente mal, tanto los que interpretan a Él como a Ella, y en muchos casos los he visto retorcerse mentalmente para suavizar el impacto de lo que el guion les dicta. Si los veis así no seáis blandos como yo, y hacedlos sufrir. Que tengan que bajar todo el camino de la humillación a alguien que se te entrega, que para eso tienen la X-Card si quieren. Y luego hablad de eso.

En estos juegos suele haber un debate final. Este dice así: «De uno en uno, explicad cómo os sentís ahora. Entonces contestad a la siguiente pregunta: ¿Hay algo con lo que os queráis quedar de la partida?». Yo me quedo con la ruptura del amor predeterminado y con la elección libre de amigas que quieran escuchar desvaríos no sentimentales y amigos que te pregunten cómo va tu alma esta tarde también.


Otro juego que me gusta mucho y que he podido probar con dos grupos distintos es Pintalabios. Personalmente me encanta el maquillaje, pero no me maquillo a diario. La principal razón es que soy bastante perezosa, pero también creo que la piel tiene que respirar para mantenerse sana y que maquillarse completamente (con corrector, pre base, base y todas las cosas) requiere un desmaquillaje a conciencia y otros tratamientos posteriores que no tengo ganas de hacer todas las noches (pereza again). Además de la otra cara, que es que cuando no te maquillas a menudo, cuando lo haces es como una especie de extra, y que por el contrario si lo haces todos los días al final se vuelve una obligación y obtienes reproches el día en el que dejas de hacerlo (¡Y ni hablar del peluquín! Los pintalabios son míos y los uso cuando quiero).

Al grano: este juego tiene un planteamiento muy sencillo, aunque de sus tres jugadores dos de ellos han de llevar a dos personajes distintos cada uno (aunque con un hilo mental similar). Veamos su sinopsis:

Sofía es una feminista que va a participar en un debate televisado. El otro invitado, Henry, se autodenomina "activista por los derechos de los hombres". Sofía está en casa y tiene que salir en veinte minutos para llegar al debate. Está en el baño, dudando sobre si debería pintarse los labios o no. Mientras tanto, se imagina cómo será el debate.

Este es un juego para tres jugadores, algunos de los cuales, como ya he dicho, interpretarán a varios personajes:

• Jugador 1: Sofía sin pintalabios / la madre de Sofía.
• Jugador 2: Sofía con pintalabios / Emma.
• Jugador 3: Henry.

Un juego sobre autoimagen y corporeidad

La madre de Sofía es una feminista de las que piensa que el maquillaje es una manera de oprimir a la mujer, imponiéndole un estándar de belleza artificial, una manera más en la que el patriarcado y el capitalismo actúan juntos. Sofía sin pintalabios se verá influida por esa opinión, que comparte en cierto modo.

Emma es una mujer muy femenina, feminista también, pero que no renuncia a verse atractiva y a ponerse maquillaje. Ella enseñó a Sofía a pintarse en la adolescencia. Sofía con pintalabios es el resultado del temor que tiene a que sin pintalabios no la tomen en serio como mujer y como profesional.

Henry es un capullo. Eso no lo dice el libro, pero veamos lo que dice el manual de él: «Un hacha en el debate. Hace todo lo que puede por menospreciar a Sofia. Si Sofia no lleva pintalabios, es que ni se esfuerza. Si lo lleva, parece una puta». Es muy importante que el jugador que lleva a Henry ataque por lo personal. Que tome en consideración si Sofía lleva maquillaje o no, y que la ataque por su físico. Muchos se sentirán incómodos con esto, pero la vida de las mujeres es así. Por poneros un ejemplo, después de cuatro años de investigación y con una tesis de más de 500 folios escrita, una persona a la que quiero me dijo que a ver si hacía dieta antes de defender la tesis, porque claro… Así como estaba… (como si no pudiera doctorarme estando gorda; pues eso). No me imagino a nadie recomendándole una dieta a un tío antes de hacer un examen de cálculo de estructuras, o de presentarse a unas oposiciones para que el tribunal lo juzgue con mejores ojos. Pues Henry es ese tribunal, que va a juzgarte no por lo bien que te expresas en el debate sino por si llevas o no pintalabios, por si tu camisa tiene o no tiene escote, por si llevas minifalda o unos cuantos kilos más de los que el considera atractivo.

"If you can´t love yourself how the hell are you gonna love somebody else?" - Ru Paul

Otra cosa que es fundamental para que el juego sea coherente es que los jugadores conozcan bien los papeles que tienen que interpretar y que intenten no derramar sus arquetipos en ellos. Por ejemplo, la madre de Sofía es una feminista que piensa que el maquillaje es algo constrictivo, una piedra en la performación libre de lo que significa ser mujer. Es un engaño y una daga en la autopercepción. No vale quedarse con “soy una madre” y cuando te toque hacer el alegato con ese personaje; mentar para bién los constructos sociales y equiparar el maquillaje al hecho de que los hombres lleven corbata. Este tipo de juegos son como un chupito. Tocan una situación muy determinada con una intención muy concreta. Si modificamos el corazón de los personajes, puede ser divertido (o no), pero lo que es seguro es que se pierde completamente la experiencia de juego que propone su autora. Personalmente me resulta imposible cortar a alguien que ya ha iniciado un roleo en ese punto. Por eso creo que es un buen consejo repasar los personajes a conciencia antes de lanzarnos a las escenas. En este caso se tiene poca libertad en el hilo discursivo de “la madre” y de “Enma”, pero se es completamente libre con Sofía (tanto sin como con pintalabios) y con Henry.

Creo que de las dos sesiones que jugué a Pintalabios, una Sofía salió sin pintar y la otra pintada. Como la vida misma.

Bueno, pues estos han sido los juegos de hoy. Para otro día os dejo Mamá he hecho un video porno, un juego sobre sexo, sexualidad, consentimiento y feminismo a varias voces, y mis desastres narrando Chicas un juego para chicos y Servicio militar en las TdN del año pasado.

Hasta entonces, feminismo y mucho rol.

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