domingo, 5 de marzo de 2017

¿Por qué juego a rol?


He comenzado con esto del rol casi a los 40 tacos, con familia y demás, y claro, es una pregunta que con más o menos interés se plantean o me plantean muchas personas que me rodean; por desgracia, y aunque intento sobre la marcha despejar sus dudas con la mejor voluntad, acaban poco más o menos con el mismo gesto de incomprensión que al principio. Los más atrevidos o imaginativos muestran cierto interés e incluso sugieren verlo para poderlo entender, pero la realidad es que son muy pocos.

Pues bien, hay muchos motivos, y cuando digo muchos es que son muchos, por los que juego a rol tantas veces como tengo oportunidad, y espero aclararlos en este post de la manera más directa que sea capaz y con todo el inmenso cariño que le tengo a esta maravillosa actividad.

Pero antes de nada, ¿qué es o cuál es el mecanismo de un juego de rol? ¡Uf! Volvemos a la espinosa cuestión de explicar qué o cómo es, en lugar de por qué lo hago. Bien, vamos a intentarlo de nuevo para poder comprender después por qué puede llenar tanto jugar a rol.

Ingredientes básicos de la receta de un juego de rol:
  • Imaginación.
  • Un grupo de personas (mejor si son amigos).
  • Esquema del guion de una historia, trama o aventura (que aporta solo uno de ellos).
  • El papel de los personajes (el resto de amigos) que han de rellenar ese guión interpretando activamente el papel de su personaje “viviéndolo” en primera persona y tomando decisiones libremente dentro esa historia o aventura (bajo la dirección de quien va narrando).
  • Unos dados ¿?
Vale, de acuerdo, seguimos sin tenerlo claro, verdad? ;-). Vamos a echar mano de ese ingrediente crucial que no debería abandonarnos nunca desde nuestra infancia: la imaginación. Cuando ves una película, ¿nunca te metes en el pellejo de uno de los personajes?, ¿no desearías a veces ser uno de ellos?, ¿vivir su época histórica o simplemente dejarte llevar por sus sentimientos? Pongamos otro ejemplo, ¿qué pasa cuando leemos un libro?: pues que inevitablemente nuestra imaginación recrea el mundo que nos está describiendo el escritor, las facciones de los personajes, lo que sienten, etc. Y claro, cualquier director de cine, teatro o escritor que se precie se documenta debidamente sobre cada detalle que aparece en su historia para darle coherencia y calidad, ya sea una obra histórica, de ciencia ficción, fantasía, etc.

La imaginación es la escalera al infinito.
Volvamos entonces a remover los ingredientes. Imagínate que te sientas con un escritor o director que tiene entre sus manos el inicio de una historia que está a medio escribir, es más, que tiene claro que algunas escenas podrían ocurrir en esa historia, pero aún no las tiene escritas… es solo el esquema del guión de la futura historia. Pongamos el caso de que ya se ha documentado acerca de todo lo que la rodea. Si la fuera a escribir por completo, tendría en su cabeza todos los personajes interactuando entre sí, formando la historia poco a poco, y cuanto más se metiera en el papel de sus propios personajes, más creíble y rica sería su historia, claro.
Bien, pues en lugar de tenerlos en su cabeza, quienes jugamos a rol tenemos el privilegio de ser uno de esos personajes ficticios, de interpretarlos para el escritor y para nosotros mismos; ¿quién no ha soñado alguna vez con ser un personaje ficticio, dentro de una trama policíaca, en una nave espacial en el futuro, o simplemente con una vida totalmente distinta a la que lleva y poder decidir qué hacer en su pellejo?

Y diréis, vale, estoy con alguien que conoce una historia interesante, ya sea en la época vikinga, victoriana, planificando el atraco de un banco o la escalada al Everest, y esa persona se ha documentado correctamente, de modo que describe lo que me rodea de un modo genial e interpreta los personajes que aparecen a mi alrededor y yo tengo la imaginación suficiente para que en mi mente aparezca ese mundo, como cuando leo un libro, y tengo delante un papel de un personaje dentro de esa historia pero ¿cómo sé lo que tengo que hacer o cómo hacerlo? Lo que tienes que hacer es sencillo: lo que creas coherente dentro de la escena que se te describe, ni más ni menos, dentro del papel de tu personaje. Muchas acciones son innatas, basta con decir lo que quieres hacer para que ocurra, como hablar con los otros personajes que tienes alrededor (tus amigos), con los personajes que dice el director que están ahí e interpreta o cualquier acción que no tenga especial relevancia o dificultad.

Ahí viene el último esfuerzo por entender esto.
Pensad en lo que un actor tendrá que leer para meterse en su papel (características de su personaje, su historia si la tiene, sus rasgos, qué habilidades tiene y porqué, su forma de ser, etc.), pero claro, ese actor cuando interpreta reproduce lo que se ha aprendido del guión, no improvisa ni lo crea sobre la marcha.
Nosotros sí lo hacemos: improvisamos y resolvemos con nuestras decisiones cada situación o escena que va generando el director y gracias a eso vamos formando su historia, que pasa a ser nuestra historia, y por eso todo lo que nosotros tenemos que saber sobre nuestro personaje lo tenemos descrito en un “hoja” (la ficha de personaje), una hoja donde cada rasgo, habilidad o atributo del personaje tiene un valor o correspondencia numérica, mayor o menor en función de que nuestro personaje sea mejor o peor a la hora de realizar ese tipo concreto de acción. Por ejemplo, un personaje joven y atlético correrá mejor que un cincuentón entrado en carnes; por tanto, es lógico que el joven y atlético tenga un valor numérico en la habilidad de “correr” superior al cincuentón, y cuando dentro de nuestro papel decidimos perseguir a alguien con uno u otro, lógicamente tendrá más opciones de alcanzar a ese alguien el joven y atlético.

A nuestras habilidades o capacidades hay que añadir el azar que, como en la vida misma, interviene en cada situación extraordinaria que nos ocurre. No basta con ser joven para alcanzar a alguien en una persecución ya que pueden pasar muchísimas cosas durante la misma. En un juego de rol el componente del azar se resuelve tirando unos dados cuyo resultado se combina con el valor, mayor o menor, de la habilidad que se pretende hacer valer. Por tanto combinando ese resultado de los dados con el valor de la habilidad que se pretende usar se sabe si se consigue o no aquello que nos hayamos planteado interpretando nuestro personaje. Ahí está por fin el último ingrediente (los dados) sobre el que no es necesario liaros más. Este último ingrediente es lo que le da jugabilidad a la actividad interpretativa que desarrollamos dentro de la historia. ¡Ah! Y hay juegos de rol que son capaces de funcionar perfectamente incluso sin dados, pero bueno, esa es otra historia y como decía no quiero liaros más.

Supongo que esta última parte ha sido la más difícil de entender. ¡Es totalmente comprensible y no pasa nada por ello! Me conformaría solo con haber logrado que entendáis un poquito la mecánica de esta actividad, así que… ¡Volvamos al principio! Ya puedo exponer esos motivos que me llevan a dedicarle tanto tiempo y tanta ilusión a este estupendo pasatiempo.

Pues bien, jugando a rol:

  1. Ejercito la imaginación de un modo difícilmente igualable, con los efectos positivos que ello conlleva.
  2. Aumento mi nivel cultural. Con los juegos de rol se puede aprender muchísimo sobre historia o sobre aquello que trate la trama que se interpreta, así como desarrollar un vocabulario más rico y extenso. Un personaje que asciende al Everest, por ejemplo, aprende muchas cosas sobre esa actividad y la región donde se desarrolla la historia, o un personaje que vive en una determinada época acaba aprendiendo el contexto histórico o los usos y costumbres del periodo.
  3. Me desestreso totalmente. Si ver una película o leer un libro puede llegar a relajar porque normalmente te evade de tus pensamientos y preocupaciones, jugar a rol va mucho más allá y de un modo totalmente activo, no pasivo como sucede con la televisión. Os aseguro que poco a poco aprendes a meterte en tu papel y las horas pasan a la velocidad de la luz de un modo absolutamente relajado y evadido de tu realidad lo que, independientemente de cómo sea, es muy beneficioso para eliminar estrés.
  4. Me vuelvo más ágil mentalmente. El hecho de tener que resolver problemas y situaciones sobre la marcha dentro de las escenas del juego me obliga a pensar rápido y de un modo más eficaz.
  5. Desarrollo mi creatividad. Desgraciadamente no toco ningún instrumento ni pinto de un modo mínimamente decente, pero ahora que estoy preparándome para ponerme en el lado de quien dirige una trama o aventura, siento que por fin estoy haciendo algo creativo en mi vida, potenciando además todos los puntos anteriores, dado que me exige un esfuerzo aún mayor al tener que documentarme y escribir el esquema de todo el guión de la historia, así como crear los personajes que han de interpretarla y vivirla. Además, por poner un ejemplo, he diseñado en parte las hojas de personaje donde figuran todas sus características y voy a tener que preparar documentos gráficos que acerquen a los jugadores la escena que han de vivir e interpretar. Por tanto, se escribe, se diseña y, en definitiva, se crea todo un mundo donde puede pasar cualquier cosa.
  6. Mejoro mi inteligencia emocional y me sociabilizo. Independientemente de que asumamos el rol de un personaje ficticio, mucho de lo que hay en nosotros se refleja o vuelca en nuestra interpretación y nuestra toma de decisiones, con la interiorización que eso supone, haciendo que afloren conflictos internos que podemos resolver de un modo más sencillo y menos comprometido que en nuestra propia realidad. Asimismo, hace que tengamos que ponernos en el lugar de otro, algo totalmente esencial para aprender a gestionar nuestras emociones y frustraciones en relación con nuestro entorno y con los demás, lo que potencia algo tan trascendental como la empatía. A la vez nos acerca a las personas con las que compartimos esta actividad; crea lazos y amistades muy fuertes dado que se comparten muchas experiencias y sentimientos al ser un juego casi siempre cooperativo.
  7. Me siento feliz porque me divierto muchísimo y me río más que con cualquier otra actividad que desarrollo. Esta es, sin duda, la razón más importante para jugar al rol: es muy, muy divertido (ojalá os lo podáis imaginar).
  8. Por si fuera poco, traslado todos estos innegables beneficios a mi propio hijo en el ámbito de su educación y adaptación a una sociedad donde cualquier ayuda es poca para mejorar su empatía, su gestión de emociones, la resolución de problemas, etc. (podéis encontrar pinchando aquí la reseña de su primera experiencia con el rol jugando a Detective de Monstruos).

En esa misma línea, el rol tiene amplias posibilidades de adaptación a los procesos de enseñanza y aprendizaje en las aulas, tanto en primaria, como en secundaria (podéis encontrar en nuestro blog, aquí y aquí, material al respecto más que de sobra).

En definitiva, muchas personas piensan que esto de sentarse alrededor de una mesa con unas hojas y unos dados parece una tontería (más en mi caso, ya con una edad) y que cualquier actividad al aire libre es más sana. Del mismo modo, se ha relacionado esta actividad, de un modo absolutamente equivocado por los medios de comunicación fruto de la ignorancia al respecto, con algunos hechos delictivos que nada tienen que ver con ella. Esto la ha demonizado y ha generado una idea errónea de lo que es el “rol” entre la mayoría de la gente.

Cada actividad tiene sus beneficios, y de eso se trata, de llenar nuestra vida con actividades que nos nutran física y mentalmente y, por supuesto, nos hagan felices.

Os garantizo que jugar a rol, o lo que es lo mismo, meterse en el papel o “rol” de un personaje ficticio y vivir mil y una aventuras es igualmente muy sano y puede hacerte muy feliz o al menos lograr que te diviertas una barbaridad. ¡Te lo recomiendo!

12 comentarios:

  1. Un artículo emotivo Jesús, precioso. Gracias por esta aportación!

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  2. Enhorabuena, Jesús! Maravillosa apología de nuestra querida afición! Queda como referente a la hora de explicársela a los que aún no la disfrutan. Grandioso artículo, sí señor!!! 😄

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  3. Hermoso artículo.
    En mi blog ya hablé en su momento de los beneficios de jugar al rol, y me alegra (pero no me sorprende) ver que coincidimos en todo. Aquí lo tenéis, si queréis leerlo:
    https://www.tabernadebrottor.com/beneficios-juegos-rol/

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    1. Muy chulo tu artículo también, Alejandro. Gracias por compartirlo y por comentar ;-)

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    2. Muchas gracias, Alejandro, y muy cierto, tu artículo está genial. La verdad es que no me he documentado porque quería que fuera lo más natural posible, y me ha sorprendido que el propio Ministerio de Educación se manifieste a favor (es una gran noticia). Y también me alegro de que coincidamos, es lo más natural del mundo, ya que sentimos lo mismo jugando al rol y vivimos los beneficios que nos reporta. De nuevo gracias, por comentar y por compartir.

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    3. Jajajaja que tocho tan bien descriptivo de nuestro hobby favorito Jesús y el tuyo igual de estupendo Alejandro (Me ha gustado la parte “Comprender mejor la realidad”)
      ¿Que piensas de eso el periodista Ignacio?: “aunque suene a tópico, que en la facultad de Físicas de la Universidad Complutense hay muchos más fans que en la de Periodismo”
      Estamos de acuerdo el Juego de Rol tiene solamente puntos extremamente positivos y ni uno negativo.
      La verdad es que para nuestro cerebro, esta maravillosa maquina quántica que nos hace viajar instantáneamente en el espacio y en el tiempo através del pensamiento sobre cualquier asunto terrenal o virtual, jugar al rol o percibir la “realidad” es exactamente lo mismo. Que pena seria entonces de privarse de sentir lo que es ser un día un rey, el otro un esclavo, un alien o un animal, “vivir” esta experiencia que puede ser dolorosa o peligrosa del pasado o del futuro pero que en definitiva es sin riesgo porque es virtual. Por que privarse de vivir miles de aventuras sintiéndose INMORTAL… Quizás exactamente como en la misma vida dicha real como nos lo enseñan los grandes libros sagrados de India, jajajajajaja <3 <3

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    4. Nunca olvidaré que comencé esta andadura rolera gracias a ti, cuando fuimos a una partida de testeo de Walhalla, de donde surgió gran parte de nuestro grupo actual (Ignacio, Jorge, Eduardo, Patricia, tú y yo, nada menos!). La partida salió redonda y fue una experiencia genial. A partir de ahí tu Rune-quest El Hobbit, con lo que nos lo pasamos súper bien, hasta que nos enrolaron en el grupo actual con Antonio y Rodrigo. Parece mentira, pero han pasado ya unos años. Mil gracias, Phil ;-)

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  4. Jajajaja fui un pequeño engrenaje de la gran máquina cuantica dharmatica rolera, jajaja.
    Tuvieron mas merito los cientos de testeos de Walhalla en toda España para hacer conocer el juego, el rol y reunir grupos para jugar habitualmente. Gracias a Walhalla y a su gran equipo. ;)

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    1. Gracias a vosotros, faltaría más! (y a los mecenas y a los DJ que lo dirigen y a los jugadores que lo juegan!). Mola mucho que esto sea aún más grande que Walhalla! ;)

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  5. Gracias por el artículo, Jesús.
    Me alegra saber que no soy el único que se ha iniciado a una edad más o menos tardía.
    Igual que tú, encuentro en el rol muchos de los beneficios que nombras y estoy decidido a hacer uso de él en las aulas cuando haya acumulado los puntos de experiencia necesarios :)

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