¡Muy buenas, hijos e hijas del ROCK!
Llevo tres meses obsesionado con una historia que ha brotado en mi cabeza, algo nacido a partir de la unión de dos ideas completamente distintas sobre las que quería escribir sendas partidas de rol. Un día algo hizo clic en mi cacumen y esas dos ideas maridaron, se unieron, se fusionaron, copularon rabiosamente entre sí o yo qué sé, y el resultado es Talk Station, un escenario en el que pienso todo el día y ya está puesto por escrito al 80 %. Hoy vengo a contaros sobre él, y también sobre el primer testeo (ya concluido) que he podido realizar de la aventura, con una mesa de excepción.
¡Vamos allá!
¿Qué es Talk Station?
Si me pongo un poco gafapasta (cosa que hago de vez en cuando 😓) podría decir que Talk Station es «un escenario para el reglamento Ysystem3 sobre el éxito real, la trascendencia de la música y el valor de la vida», aunque también constituye un homenaje en toda regla a mi grupo de música favorito. Se trata de una aventura autoconclusiva para tres a cinco PJ muy centrada en la interpretación de los jugadores. Funciona con Ysystem3, la nueva y definitiva versión del reglamento genérico de Walhalla Ediciones, que saldrá al mercado dentro de unos dos meses (ya hablaremos de esto otro día).
La historia que narra Talk Station se ambienta en la actualidad, y el
mundo en el que se desarrolla la acción es exactamente el nuestro, por
lo que los jugadores no tienen que realizar ningún esfuerzo de
interpretación cultural ni asimilación de lore. Tampoco necesitan llevar a cabo ningún
ejercicio de suspensión de la incredulidad, algo habitual en bastantes
historias de rol, sino más bien al contrario.
El argumento de Talk Station gira en torno a los tres hijos de la mayor estrella de rock de la historia, una mujer que se acerca a los 70 años y responde al nombre de «Olivia Andersson». Este PNJ, fundamental en la trama, es uno de los dos grandes motores de la acción. El otro... bueno, mejor no lo cuento por aquí; sería un terrible spoiler. La cuestión es que dos de los tres hijos de Olivia, Bo Andersson y Jeff Taylor-Andersson, forman parte de una banda de rock indie que está en las antípodas del negocio discográfico-musical y el show business. Este grupo, Talk Station, lo redondean una batería ambiciosa e insatisfecha (Harper DeBoer) y un técnico de sonido, teclista y multiinstrumentista algo pasado de rosca (Jules McCabe). El quinto PJ pregenerado, clave para la interacción general durante la partida, es Nils Ebert, el hijo mayor de Olivia Andersson, que trabaja como directivo en el sello discográfico creado por la propia Reina del Rock ya hace mucho años: Mav Records.
Y poco más puedo decir...
Estructura de Talk Station
Considero que Talk Station se puede jugar en tres o cuatro sesiones de unas tres horas cada
una, aunque también se puede comprimir para ser narrado en un par de
sesiones sin que su jugabilidad se vea radicalmente comprometida. Del
mismo modo, un DJ que disfrute profundizando en las tramas y los
personajes que la historia pone a su disposición podría alargar el
escenario hasta las ocho o las nueve sesiones sin mayor problema, tal
vez más. En este sentido, la extensa galería de PNJ y el conjunto de
propuestas argumentales que brinda Talk Station deberían entenderse (y así animo a que se haga) como
una caja de herramientas al servicio del DJ, no como algo que deba ser
usado íntegramente. Por lo que respecta a los PJ pregenerados que trae la aventura, los tres medio
hermanos protagonistas (Nils Ebert, Bo Andersson y Jeff
Taylor-Andersson) resultan imprescindibles, mientras que los otros dos
(la baterista Harper DeBoer y el teclista Jules McCabe) pueden ser
interpretados por un cuarto y hasta un quinto jugador, respectivamente, o
convertirse en PNJ al servicio del DJ.
La estructura argumental de
Talk Station se basa en unas escenas iniciales bien pautadas y una
secuencia final más o menos concreta. Sin embargo, el nudo de la
historia está poco definido, pues se debe generar a partir de las
descripciones y las propuestas argumentales que se ofrecen en el texto,
casi como si se tratara de un sandbox (aunque no el clásico sandbox de
localizaciones, sino uno basado en encuentros personales y relaciones
humanas). Cuando la aventura se publique, cosa que me gustaría hacer gratis, recomendaré encarecidamente que el DJ lea con interés toda
la información que se ofrece en el texto, tanto la que concierne a las
localizaciones como, sobre todo, a los diferentes PNJ. Interiorizar bien
dicha información y comprender a fondo las motivaciones y el carácter
de cada PNJ es lo único que puede hacer que un DJ se sienta seguro a la hora de generar la
trama que la aventura requiere en su parte central.
La ambientación de Talk Station (I: Olivia Andersson)
Olivia Andersson es una cantante,
compositora, productora, actriz, empresaria y filántropa sueca
naturalizada estadounidense de 67 años de edad. Comúnmente conocida como
la «Reina del Rock», su exitosa carrera ha sido ampliamente ensalzada
por la crítica debido a su portentosa capacidad de reinvención, su
rabiosa independencia y su constante vanguardismo estético. Indiscutible
icono cultural y sexual durante más de cuatro décadas, algunos la
consideran la artista más influyente de la historia de la música
en los Estados Unidos, solo por detrás de The Beatles, pero por delante
de Elton John, Elvis Presley o Mariah Carey. Andersson ha editado un
total de catorce álbumes de estudio, seis directos, siete grandes
recopilatorios y tres bandas sonoras (una de las cuales, la de la
película Out of Breath, le hizo alzarse con el Óscar a la Mejor Banda
Sonora Original de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de
Estados Unidos). Sus ventas globales superan los 300 millones de
producciones, lo que la sitúa como la solista femenina con mayores
ingresos musicales de todos los tiempos.
Nacida el 16 de
agosto de 1958 en Halmstad (Suecia), hija de un ingeniero sueco y una
bailarina británica, de niña demostró una aguda inteligencia y unas
excelentes dotes para el canto lírico, la composición y la
interpretación musical. Con solo 14 años formó su primera banda de rock,
y con 19 se alzó con el primer puesto del Festival de la Canción de
Eurovisión, en donde representó a su país natal con This Used to Be My
Background, tema que obtuvo el récord histórico de puntos del certamen y
que se situó como número uno en las listas británicas y en la Billboard
Hot 100. Al año siguiente se mudó a los Estados Unidos para impulsar su
carrera musical, un país en el que establecería su residencia
permanente y en el que obtuvo multitud de discos de platino, siete
premios Grammy, dos premios Globo de oro a la Mejor actriz de
Comedia/Musical y el ya citado Óscar de la Academia a la Mejor Banda
Sonora. Además, Olivia Andersson se convirtió en una auténtica marca que
supo explotar y rentabilizar en diferentes negocios, desde líneas de
ropa y lencería hasta una cadena de gimnasios, pasando por tintes para
el pelo, maquillaje, perfumes o sus célebres esmaltes de uñas.
Con
todo, el principal activo de Olivia Andersson es su compañía
discográfica, Mav Records, fundada en 1992. Esto ha reforzado su faceta
como empresaria en los últimos quince años, en los que ha ido dejando de
publicar discos propios. La compañía está solo un escalón por debajo de
las «Tres Grandes» (Universal Music Group, Sony Music y Warner Music),
lo que permite a Andersson intervenir eficazmente en la escena musical
mundial. Algunos de los mejores artistas de la actualidad (entre ellos,
28 de los últimos 71 premios Grammy) han firmado con Mav Records. Desde
el mismo año de su fundación, el 10 % de los beneficios netos de Mav
Records se dona anualmente al Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo.
Por lo que respecta a su vida personal,
Olivia Andersson ha estado relacionada con diferentes músicos, actores y
cineastas a lo largo de su vida. Entre 1981 y 1984 estuvo casada con el
guitarrista Caspian Huxley, del que se divorció tras conocer al actor
británico Ezra Ebert. Con Ebert tuvo a su primer hijo, Nils, nacido en
1988, pero la pareja se separó ese mismo año y a Olivia se la relacionó
con diferentes hombres durante la década siguiente. Para entonces, su
primer marido ya había muerto por sobredosis.
En 1994
Olivia Andersson quedó embarazada de nuevo y dio a luz a su segundo
hijo, Bodevan, más conocido como «Bo» Andersson. Nunca se reveló la
identidad del padre, aunque algunos rumores apuntaron largo tiempo a un
malogrado músico de la escena grunge. Por último, cuando ya contaba con
41 años de edad, Olivia Andersson conoció al director de cine Knox
Taylor, once años menor que ella, con el que contrajo matrimonio tan
solo dos meses después y tuvo luego a su tercer hijo, Jeff, nacido en
otoño de 2000. Andersson y Taylor estuvieron casados casi nueve años,
hasta 2008, cuando pusieron fin a su relación de forma amistosa (aunque
en la década siguiente pleitearon con ferocidad por la custodia del hijo
en común).
En el trato personal, Olivia Andersson es
célebre por su dureza. Siempre se ha caracterizado por su penetrante
lucidez y su extraordinaria capacidad creativa y organizativa; también,
por su férrea determinación, su facilidad de adaptación y su inagotable
energía. Su comportamiento no se asemeja al de una diva al uso, sino al
de una mujer plenamente consciente de su éxito y su poder. Es
extremadamente resolutiva y eficaz, y lleva toda la vida acostumbrada a
dirigir a todos los que la rodean. Le molesta mucho perder el tiempo,
así como la gente poco inteligente, y suele mostrar un gran talento a la
hora de abordar cualquier asunto de forma tan rápida como integral, sin
perder de vista ningún aspecto clave. Jamás se aferra a una idea por
inercia, dependencia emocional o temor al cambio. Su asertividad puede
resultar cortante e incluso ofensiva, pero raramente se equivoca. No es
una persona afectuosa en absoluto, ni siquiera con sus hijos, pero los
respeta, y siempre ha evitado mediatizar sus vidas.
La ambientación de Talk Station (II: Mav Records)
Fundada en 1992, esta compañía discográfica ha pasado por varias
fases. Inicialmente consistió en una especie de capricho de Olivia
Andersson, un pequeño sello que perdía dinero cada año pero servía de
rampa de lanzamiento para algunos artistas desconocidos que tenían la
fortuna de captar la atención de la Reina del Rock. Eso empezó a cambiar
en 1998, cuando varios grupos apadrinados por Mav Records se colaron en
la Billboard Hot 100, y ya definitivamente a partir de 2004, cuando el
quinteto californiano Outfall vendió la friolera de ocho millones de
copias de su álbum Crash solo en los Estados Unidos. El tremendo éxito
de Outfall, que se repitió con sus dos siguientes trabajos antes de la
trágica disolución de la banda, vino acompañado por el de Khalia Hayes y
otras formaciones que habían firmado con Mav Records, como Black Day,
Everyone Stand, Moldy True-Blue, Bad Teaching o Garden of Tiny Robins.
Esto convirtió a la discográfica de Olivia Andersson en un sello global y
obligó a redimensionar y recualificar la empresa. La compañía salió a
Bolsa en el año 2011. Fue entonces cuando adquirió una estructura
verdaderamente corporativa, lo que también provocó que Olivia dejase de
tener contacto directo con todos los artistas que firmaban con Mav
Records.
En los últimos años, el sello ha alcanzado
éxitos muy notables y ha incrementado sensiblemente su facturación,
aunque también los gastos asociados a la promoción y la difusión masiva
de música mainstream. En un mundo como el de la industria discográfica,
en el que la competencia es feroz, algunas características y decisiones
éticas de Mav Records parecen colocar en desventaja a la compañía, como
el hecho de que desde el mismo año de su fundación el 10 % de sus
beneficios netos se done anualmente al Programa de las Naciones Unidas
para el Desarrollo. En el actual consejo de administración del sello, en
el que también se sientan el hijo mayor de Olivia Andersson y su esposa
(Nils y Claire Ebert), existen voces que claman por una mayor
«eficiencia» empresarial. Las donaciones y otros actos filantrópicos,
alegan, deberían circunscribirse al capital patrimonial de Olivia
Andersson (esto es, a título personal), y no suponer una carga para la
compañía.
Hay rumores de que Mav Records está a punto de
cerrar un contrato con la nueva superestrella de la música pop Amara
Blaze, arrebatándoselo a Sony Music. Se habla de un convenio de larga
duración para los próximos cinco álbumes de estudio por unos 450
millones de dólares (uno de los más grandes de la historia de la
música). Algunos analistas opinan que esto marcaría el final definitivo
de Mav Records como sello semiindependiente y lo colocaría al nivel de
las «Tres Grandes», convirtiendo a la discográfica de Olivia Andersson
en la cuarta gran productora global de música popular banalizada.
La ambientación de Talk Station (III: la banda)
Talk Station es un grupo estadounidense de rock alternativo y
contracultural integrado por los dos hijos menores de Olivia Andersson,
los medio hermanos Bodevan «Bo» Andersson, de 31 años, y Jeff
Taylor-Andersson, de 25. El resto de la formación la completan Harper
DeBoer, de 27 años y pareja de Jeff, y Jules McCabe, de 32 años,
compañero de estudios de Bo.
La banda se fundó en Nueva
York en el año 2018. Aunque originalmente estuvo constituida por el
vocalista, guitarrista y compositor Bo Andersson, el multiinstrumentista
y productor Jules McCabe y el baterista Eric Holmstron, este último fue
reemplazado en 2019 por Harper DeBoer, percusionista formada en la
Escuela Juilliard, mientras que en 2020 se unió a la banda el bajista
Jeff Taylor-Andersson, medio hermano de Bo, que se había convertido en
pareja de Harper meses antes.
El grupo se caracteriza por
su lograda fusión de diferentes estilos musicales del ámbito indie,
como el rock de garage, el surf rock, el lo-fi, el shoegaze, el rock
psicodélico, el slowcore, el grunge crepuscular e incluso la música
country. Debido a que Bo y Jeff son hijos de la mundialmente famosa
Olivia Andersson, la banda gozó en sus tres primeros años de una
especial atención por parte de los medios de comunicación y los muchos
millones de fans de la artista. Sin embargo, la animadversión de Bo
Andersson por la mercadotecnia y la industria musical, su combativa
independencia creativa, sus vinculaciones políticas y su rechazo frontal a participar del ecosistema establecido para las estrellas de la
música alejó pronto a la banda de los contratos suculentos y los
grandes circuitos. A día de hoy, Talk Station es un grupo minoritario
(aunque muy valorado por la crítica especializada), volcado en la
distribución musical alternativa y en la realización de conciertos en
salas pequeñas, a veces improvisados, sorpresivos o avisados con escasa
antelación. La banda ha publicado tres álbumes de estudio (Welcome to
the Ape House, Odditorium of the Chatty Warlocks y Talk Station Come
Down), así como un directo (Rockbuilder) y varias composiciones sueltas
distribuidas únicamente en vinilo. A pesar de que Olivia Andersson es la
fundadora de Mav Records, una de las casas discográficas más poderosas
del mundo, sus dos hijos menores y sus compañeros de formación nunca han
firmado con ella. En su lugar, han optado por sacar todos sus trabajos
con The Bucks Records, un pequeño sello indie radicado en el distrito de
Brooklyn.
Las letras de Talk Station abordan todo tipo
de temas y tonos, desde los más festivos y presuntamente ligeros, en los
que se celebra la vida con un cierto tono irónico, hasta los más
sombríos y reflexivos, en los que se abandona cualquier sarcasmo en
beneficio de unos mensajes revestidos de una importante carga poética.
Asuntos tan variados como la soledad, el ateísmo, el suicidio, las
drogas, el maltrato infantil o el genocidio son una parte troncal de sus
composiciones, las cuales suelen ser obra de Jules McCabe y Bo
Andersson. No obstante, Harper DeBoer firma en solitario casi una quinta
parte de los temas (además de escorar la banda hacia un rock de garaje
más reconocible, lo que la aleja provechosamente de cierto
ensimismamiento indie que destilan algunas de las primeras canciones del
grupo). El trío McCabe-Andersson-DeBoer funciona casi como una máquina
creativa de precisión, con los egos razonablemente bien controlados. En
este esquema, Jeff Taylor-Andersson queda solo como un bajo aceptable, a
otro nivel al del resto de la formación.
Conclusión + crónica del primer testeo
Como ya he comentado antes, Talk Station se juega como una sucesión de escenas iniciales más una
secuencia final bastante abierta. El objetivo de la partida es tan
sencillo como disfrutar de cada una de las escenas mediante la
interpretación de los personajes involucrados en ellas, pero también,
por supuesto, explorar una trama que rodea a Olivia Andersson y que muy pronto se revela inquietante. Este segundo propósito debería conducir a
algún tipo de resolución final, que será distinta en cada mesa (¡eso es seguro!).
La
estructura narrativa de Talk Station ofrece gran libertad para la
dirección de juego, pero eso también exige capacidad de improvisación.
Tanto las escenas iniciales como la secuencia final de la aventura se
desarrollan con bastante detalle, mientras que el resto (correspondiente
a todo el nudo de la historia) se debe ir construyendo a partir de las
propuestas argumentales que se ofrecen en el texto.
Vale, todo eso está muy bien, me diréis: mucho trasfondo, mucho PNJ, mucho rollo... ¿pero de qué va realmente Talk Station? ¿A qué hay que jugar?
Eso, amigos y amigas, no lo puedo revelar aquí, pero espero que en pocos meses podáis disfrutar todos de esta aventura (y confío en que sea gratis). Entonces estaréis en condiciones de juzgar si todo este locurón merece la pena.
Los que sí han catado ya Talk Station son cuatro estupendos jugadores a los que usé como conejillos de indias para el primer testeo de la aventura. Este tuvo lugar en el Club Dragom de Jerez de la Frontera (¡cómo no!) y nos llevó un sábado entero, mañana y tarde, con pausa para comer. Jugamos cosa de nueve horas, que nos pasó en un pis pas. El experimento salió mucho mejor de lo que yo me esperaba (y temía), entre otras cosas porque la aventura estaba sin terminar, y fue gracias al excelente desempeño rolero de los cuatro jugadores, entre los que se encontraban los autorazos de rol Diego López y Ernesto Orellana, así como Diego Merello (socio del Club Dragom) y LaPilarica74 (llegada de Estepona en compañía del primer Diego 😁). Fue un testeo muy provechoso, que estoy completando con otro actualmente en curso (también en el Club Dragom) y otro más que haré el 13 de mayo a unos buenos amigos que bajan desde Madrid. Con estas tres partidas espero pulir del todo (o casi) la aventura, que luego aspiro a publicar bonita para todo el mundo.
Bueno, ojalá que este largo post no os haya aburrido demasiado 😅 Os dejo algunas fotos del primer testeo con sus pies correspondientes, y...
¡Nos leemos!
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Aquí, la mesa con la que tuve el privilegio de realizar el primer testeo de Talk Station. Un lujazo contar con esta gente, que fue capaz de exprimir cada PJ al máximo. Su forma de entender a los personajes y de afrontar la propia historia me vino de perlas para realizar algunos ajustes dramáticos y hasta mecánicos. |
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En primer plano y con sudadera blanca, el gran Diego López «Darokin», un autor al que Walhalla Ediciones publicará pronto su campaña para Ysystem3 Las Llaves del Reino 😊. A su izquierda, el no menos grande Ernesto Orellana «Emod», jugador (y persona) de escándalo. Por último, Diego Merello, con el que yo nunca había coincidido en mesa y lo hizo genial, y «LaPilarica74», una jugadora extremadamente asertiva que siempre rema en beneficio del grupo y de la partida, sea cual sea. |
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Algunos hacks de reglas específicos para jugar Talk Station |
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Diego López interpretó a Bo Andersson, el guitarrista y solista de Talk Station. Ernesto se puso en la piel de Nils Ebert, un PJ clave y distinto a los demás, directivo del sello discográfico Mav Records. Diego Merello fue Jeff Taylor-Andersson, el bajista y medio hermano menor de Nils y Bo. LaPilarica hizo de Harper, la nervuda y ambiciosa batería de la banda. Solo nos faltó un quinto jugador, que hubiese dado vida a Jules McCabe, el teclista y técnico de sonido de Talk Station. |