Muy buenas, hijos e hijas del metal 🎸
En el Club Dragom hemos jugado dos nuevas sesiones de Go to Hell, el campañón de terror, evolución personal y grandes dosis de heavy metal de Eduardo Rodríguez (¡próximamente en las mejores mesas!☝). Estas partidas han hecho las número seis y siete, y calculo que aún nos quedan cinco sesiones más, por lo que parece que al final la cosa va a quedar por encima de las diez timbas. Eso para mí constituye el umbral que separa las campañas cortas (cinco-diez sesiones) de las campañas tal cual. También es cierto que yo soy mucho de estirar las partidas, porque me gusta desarrollar las historias y meter gran cantidad de cosas de mi propia cosecha, pero al mismo tiempo eso es algo que todo hijo de vecino hará cuando dirija Go to Hell, porque el texto y la estructura de la trama incitan a ello constantemente.
La sexta sesión fue una maravilla, una partida perfecta. Yo estuve fino y los jugadores lo bordaron. Todos estuvieron tremendos, sin excepción. Les hice unas cuantas perrerías y les puse las cosas realmente difíciles, no tanto a nivel mecánico como psicológico, y, aunque sus PJ bordearon la crisis moral, de alguna manera se sobrepusieron y alcanzaron el éxito rotundo. Esto del "éxito rotundo" es relativo, porque en Go to Hell el tal éxito consiste siempre en una cosa particularmente horrible... pero es que la campaña va de eso. ¿Hasta dónde estarías dispuesto a llegar a cambio de cumplir el más ambicioso y fenomenal de tus sueños? Y, sobre todo, si a cambio tienes que pagar un precio aberrantemente alto, ¿no modifica eso el sentido mismo del sueño, no lo devalúa, no le arrebata todo o al menos parte de su sentido? En fin, eso es lo que exploramos cuando jugamos a Go to Hell. ¿No te apetece probarlo? 😇
Volviendo al tema de la sexta sesión, la verdad es que los jugadores tuvieron que ingeniárselas y aplicarse a fondo para lograr sus propósitos. El final fue una pasada, con dudas por parte de algunos y férrea determinación por la de otros, lo que culminó en una escena en la que la maldad humana contrastó vivamente con la pureza casi cósmica de la naturaleza. Me temo que poco a poco aparecen algunas grietas en ese monolítico edificio de ambición y amor por la música que hasta ahora venía siendo el quinteto de Go to Hell.
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El poblado Way Jugu. Plano hecho sobre la marcha gracias a Jorge Carrero. |
La séptima sesión, jugada el pasado jueves por la noche, también ha sido una buena partida. No obstante, yo me noté algo más trabado dirigiendo (estaba muy cansado; ¡demasiado trabajo en el mundo real!). Fue una partida de roleo puro y duro, con decisiones importantes y pistas de lo que tal vez depare el futuro... ¿o no? Hubo mucho
flashback, mucho
flashforward y mucho fundido en negro, no sé si demasiado (creo que a veces mareo en exceso a los jugadores, y al final no estoy 100% seguro de que pillen el sentido de los saltos temporales y de que no parezca que todo sucede al mismo tiempo 😅). En las próximas partidas seguiré una narrativa más lineal y directa, que además casa mejor con todo lo que está a punto de suceder...
De las cosas más destacables de la séptima sesión, además de jugar algunas escenas individuales muy jugosas y pegarle una buena paliza al PJ de Jorge, Adam Scott 😬, está el hecho de que
conocimos dos nuevos temas de Go to Hell: Labyrinth (último tema que los jugadores han tenido que bautizar del segundo disco de la banda, From the ashes) y, sobre todo, Symphony of death, primer título y presentación a lo grande del tercer LP de Go to Hell, que la mesa ha dado en llamar Apocrypha. Como podéis ver, mis jugadores son LA REHOSTIA poniendo nombres a las canciones y a los discos de la banda que interpretan. La cosa funciona así: de vez en cuando les narro alguna escena de concierto o ensayo (o sencillamente una sucesión de imágenes que tienen que llevar su música detrás), y entonces les pongo alguno de los temas del grupo que uso para estas cosas, que como ya he dicho en otras entradas son los canadienses Unleash the Archers, en concreto los temas de sus dos últimos álbumes,
Apex (del que ya no nos quedan canciones que usar) y
Abyss. Bueno, pues de este
Abyss empleé un tema llamado
Afterlife (que mis jugadores rebautizaron como
Symphony of death) para narrar la que quizás fue la "escena de la partida". Se trató de la presentación mundial del nuevo y tercer disco de Go to Hell, que tuvo lugar en el Carnegie Hall en compañía del coro metropolitano de Nueva York, la orquesta filarmónica de la ciudad y un director muy pero que muy especial. En concreto, este señor:
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Ta Tararáaaaaaaaa, Ta Taráaaa... Ta Tararáaaaaaaaa, Ta Tará rá rá... |
Pues sí, gente: ni más ni menos que el gran John Williams -versión 1991- acompañó a los miembros de Go to Hell en ese pedazo de concierto que se abrió con Afterlife (o mejor ya, Symphony of death), y que contó con un incómodo espectador en primera fila... Fue un subidote, sobre todo cuando saqué un palillo chino que me había traído de casa para interpretar a John Williams con la batuta 😂
Y hasta aquí puedo leer.
¡Ah, pero si tú, querido lector, quieres leer más, te voy a dejar un pedazo de texto que ha escrito Ismael Gil, el jugador que interpreta a Carson Moore, en relación a las cavilaciones personales de su PJ a estas alturas de la campaña! Es un texto muy spolier, ojo, así que sé responsable y piensa si de verdad quieres leerlo antes de pinchar aquí.
¡Hasta la siguiente crónica!